La sequía intensa aún no ha llegado a su tope y está obligando a los hacendados a reducir sus hatos en un 50%.- Falta de agua y ausencia de lluvias y pastos se evidencian en varias áreas cordobesas.- El hato ganadero de 2 millones 500 mil cabezas, en picada desde hace algunos años, anda ya en un millón 800 mil. _ Se disparan ventas en las subastas en julio.
Montería. Mientras el Ideam intensifica sus reportes climáticos a mañana y tarde, mientras la CVS hace eco de ellos y se contenta con hacer reuniones y declarar alertas rojas, naranjas y al paso que vamos hasta amarillas y verdes, mientras las autoridades preparan los escasos carrotanques para llevar gotas de agua a distantes lugares hasta hace poco llenos de vida y donde la sed se convierte en un cheque en blanco para la muerte; mientras todo esto ocurre, los ganaderos sienten que en este dramático trayecto de sequedad, son ellos los que verdaderamente están llevando del bulto.
Sin embargo, para su consuelo -mal de muchos consuelo de tontos- las lamentaciones provienen de todos lados: a los agricultores se les secaron cultivos de maíz y sorgo, a los dueños de papayales y plataneras, el verano destruyó su trabajo y su economía; las amas de casa se quejan de los precios altos y de la escasez; los transportadores no tienen mucha carga para movilizar, se han perdido muchos trabajos, hay más enfermos y pare de contar. La situación de los ganaderos la perfila Arturo Jaraba Ledesma, presidente de la C.C. Ganadera:
«Hay regiones más afectadas que otras. Indudablemente la zona costanera, desde Lorica hasta Arboletes, es una de ellas. Allí, además de la sequía de los pastos, tenemos dificultades para obtener agua para el consumo animal.
En las sabanas de Chinú, Sahagún, Sampués, los pastos que quedaron fueron devorados por gusanos como el Meón (gusano chupador enemigo acérrimo del ganadero). No hay ninguna posibilidad de buscar alternativas que se las pueda suministrar la misma finca. Es que la situación del verano es tal que los que sembraron para cosechar ensilaje y guardar para estos tiempos de escasez, no lograron culminar su crecimiento y se secaron el maíz y el sorgo antes de tiempo generando producciones por debajo del 40% y pérdidas millonarias, quedando sin el abastecimiento previsto para enfrentar esta difícil llegada del Fenómeno del Niño».
De otro lado, la opción de movilizar el ganado desde las haciendas hacia otros sitios como playones en la Mojana, en la Ciénaga Grande del Bajo Sinú, en las áreas de San Benito y de Ayapel, tampoco es viable porque la sequedad invadió los espacios allí como un incontenible cáncer.
Jaraba Ledesma precisó que la alternativa que se está cumpliendo consiste en descargar ganado a las fincas hasta en un 50% o comprar granos, lo cual es muy costoso.
Los ganaderos tiene prendida una vela a la virgen para que se cumpla un estimativo del Ideam para agosto y septiembre: Habrá agua, pero un 50% menos de lo normal. Con ese 50% tendrían alguna capacidad de maniobra en espera del temido diciembre y los recalentados meses de enero, febrero y marzo.
Mientras tanto, la muerte de bovinos en las áreas más afectadas, reviven la tragedia del Casanare ocurrida hace pocos meses cuando una sequía arrasó el ganado, los chiguiros, los caimanes, las aves y toda la fauna existente en los contornos afectados. De esas pérdidas millonarias nadie del Gobierno ha sido sincero para reconocer la imprevisión de las autoridades ambientales y la presencia de compañías petroleras y mineras que supuestamente habrían reducido vertiginosamente las fuentes de agua.
Al respecto, el presidente de la subasta ganadera señala: «Hay algunas zonas que se muestran en condiciones similares al Casanare porque durante todo el semestre no cayó una sola gota de agua. Entre Toluviejo y San Onofre, el primer aguacero cayó en julio. Son regiones que están al lado de ciertos cerros que tenían un promedio de precipitación y que ahora no hay sino verano puro. Igual están las zonas del Cesar y del Magdalena».
Frente a este panorama, se incrementó la oferta de ganado en las subastas. En otras palabras, se disparó. Por ahora la meta es reducir los hatos para quitarse de encima semejante «chicharrón» mientras retorna la lluvia y reverdecen los pastos. Los expertos consideran que la reposición empezaría a darse en el segundo semestre del año entrante y entonces la situación va a ser muy crítica, sumada al descenso del hato ganadero de Córdoba que cuando ocupaba el primer lugar como productor nacional, contabilizaba 2.5 millones de cabezas. Hoy escasamente cuenta con 1.8 millones.
Una situación compleja y difícil que será otra gran fuente de incertidumbre para muchos ganaderos cordobeses que siguen cabalgando sobre una cipote crisis.