El Gobierno no puede actuar a espaldas de lo que la gente tiene el derecho de saber.
La renuncia obligada de la directora de Colciencias, Paula Arias, pone de presente que seguimos viviendo en el país de los gobiernos mentirosos, hipócritas y que le ocultan la verdad a la sociedad. Y, no menos grave, queda al descubierto que la investigación científica y académica en este país no le interesa porque, en el fondo, no generan contratos y por tanto “mordidas”.
Paula Aria fue removida del cargo porque no pidió permiso -vaya uno a saber a quien tenía que pedirlo- para advertirle al país, a nosotros los ciudadanos, que el Gobierno asignaría menos recursos en el 2015 para investigación, ciencia y tecnología, que todos los años anteriores.
La funcionaria reveló que el presupuesto destinado a la investigación para el 2015 sería de $289 mil millones, o sea, $125 mil millones menos que el asignado en el 2014. Y en forma valerosa, invitó a científicos e investigadores a expresar su descontento. Al comentar su renuncia señaló que, según el Gobierno, “cometí la imprudencia de ventilarlo en público”. No fue ninguna imprudencia, porque hizo lo que debe hacer un funcionario público y es decirle la verdad al país. El Gobierno no puede actuar a espaldas de lo que la gente tiene el derecho de saber. Luego de su renuncia el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, dio reversa y salió a decir que no se reduciría el presupuesto. Entonces, ¿a qué juega el Gobierno?: pretende ocultar la verdad, pero cuando uno de sus funcionarios la revela lo destituye y luego sale a corregir sobre las verdades reveladas. Un gobierno que actúa así es un gobierno tramposo al que no se le puede creer. Con todo esto también queda demostrado que la investigación científica en Colombia sigue siendo la cenicienta del paseo.