Aunque sabemos poco de boxeo, nos mueve una fuerza intuitiva, una fe de carbonero que nos dice que estamos frente a una deportista de kilates, con mucho tesón y caucasiana, por añadidura.
Una gran deportista que ha contado con muy mala suerte y carecido del apoyo suficiente de parte de las autoridades deportivas.
Lo que ha recibido, seguramente de buena fe, han sido paños de agua tibia, paliativos para medio encaramarse contra la corriente en un ring donde siempre tiene público y jueces en contra que inclinan usualmente la balanza en favor de la rival local.
Dayana Cordero, la caucasiana de 18 años que se puso por primera vez un par de guantes siendo muy niña, hasta que saltó al profesionalismo contando sólo 15 años, volvió a perder la cuarta oportunidad de alzarse con un título orbital. Pero ella no cesa de ir tras su sueño y reinicia la búsqueda de una nueva confrontación.
Empero, ya es hora, señores de Coldeportes, de agarrar el toro por los cachos y darle la mano como es debido a esta dama caucasiana.
¿Por qué no se le contrata un técnico cubano? Por qué no se le proporciona un apoyo económico mientras lleva a cabo su preparación, como lo hicieron en Chile con la «Crespita» Rodríguez, que acaba de salir aisrosa frente a Dayana?
A este «boom» de buenos resultados deportivos -Mónica Pajón, Katerine Ibarguen, Orlando Duque, Juan Pablo Montoya, Nairo Quintana, James Rodríguez- debe sumarse Dayana. Pero hay que alentarla, incentivarla y proporcionarle los medios para que llegue con seguridad a las contiendas y a repartir satisfacciones a su patria.
