Se incrementó promedio de producción en la zona y se sembraron cerca de 6.000 hectáreas. Se recuperan otras 2.000. «No tuvimos problemas de sequía, de semillas o de inundaciones esta vez»
Caucasia. Después de sufrir todas las de San Quintín y padecer los efectos de la tragedia que provocó el desbordamiento de las aguas del río Cauca en la región hace cuatro años, los arroceros se convencieron de que Dios aprieta pero no ahorca y están disfrutando de una merecida época de bonanza con la recolección de una magnífica cosecha.
Tal situación fue confirmada a TIERRA CALIENTE por el ingeniero agrónomo Israel Callejas Alvarez, con seis años al frente de la dirección de la Oficina de Fedearroz de Caucasia cuya área de influencia incluye a Nechí, Buenavista, Montelíbano, La Apartada, Ayapel, Puerto Libertador, San Jacinto del Cauca, al sur de Bolívar y otros municipios.
Alvarez Callejas lamentó eso sí, lo que ocurrió en otras zonas del país como La Mojana o los Llanos Orientales donde las inundaciones primero y graves ráfagas de sequía después, diezmaron los granos de este cultivo bendito y pusieron en jaque muchas economías regionales.
Los rompederos del Cauca en los sitios Nuevo Mundo, Santa Anita y otros menores, desalentaron en su momento a los cultivadores cuando las aguas arrasaron todo a su paso pero la persistencia de Alvarez Callejas y el respaldo de cultivadores de raca mandaca como Jaime Camacho y Amarildo Hernández, devolvieron la confianza perdida y hoy el panorama es totalmente diferente. Durante aquel doloroso episodio el desastre económico fue mayúsculo al impactarse la cartera bancaria, cundir el desánimo, aumentar los problemas sociales y de orden público, quedar mano de obra desplazada y expuesta al ingreso de grupos ilegales. Al concluir las obras de defensa ejecutadas por el gobierno del presidente Santos y la Gobernación de Sergio Fajardo, Callejas Alvarez destacó el empeño puesto en su terminación y calidad de las mismas.
«El cierre de los rompederos beneficia también a una parte de San Marcos, Ayapel y Majagual. Fue una gran obra lo que allí se hizo en ambos sitios, además del de Pedro Ignacio, atendido mucho antes. Nuestro balance hoy es satisfactorio. La zona no sufrió sequías durante el primer semestre de la cosecha. Contamos con buenos niveles de lluvias, de asistencia técnica, de relaciones con los agricultores, los cultivos han tenido excelente desarrollo y por ende una excelente cosecha», precisó el dirigente arrocero.
«Nuestros agricultores 80 bultos de arroz de 60 y 62 kilos por hectárea, o sea, unas cinco toneladas por hectárea aunque hay quienes recogieron 90 y 100 bultos y el área sembrada en nuestra seccional está en cerca de 6.000 hectáreas-semestre», contó el alto funcionario de Fedearroz en el Bajo Cauca.
Al precisar que la recolección está prácticamente concluida, el director de Fedearroz, Alvarez Callejas, reconoció que «hubo un sitio donde no nos llovió suficiente. Se trata de Marralú, en Ayapel, donde se perdieron cerca de 100 hectáreas». Pero el trabajo continúa y ya se programan acciones encaminadas a seguir mejorando la actividad arrocera en la región. Por esta razón es que el gremio no deja de sonreir y le sigue poniendo optimismo al porvenir.