El diálogo fue respetuoso y civilizado. La delegación de EPM estuvo muy receptiva y trató de absolver diversas inquietudes que al final el tiempo no permitió. Habrá un comunicado respondiendo los interrogantes. Los alcaldes se mostraron más escépticos e insistieron en mayor socialización. Jorge Mesa reconoció que el mayor énfasis se ha centrado en municipios que están cerca del área de influencia del proyecto.
Caucasia. Aunque la asistencia no fue tan nutrida como durante la frustrada primera cita, el conversatorio sobre impactos del proyecto Hidroituango, aguas abajo, se cumplió sin mayores contratiempos. Jorge Eliécer Rivera, director del Jardín Hidrobotánico, explicó la razón de la reunión y el interés por conocer los impactos que eventualmente pueda producir el proyecto en las comunidades de abajo del embalse. Se escucharon opiniones de ganaderos, alcaldes, escritores, organizaciones de defensa del medio ambiente, líderes cívicos, pescadores, voceros indígenas, deel Movimiento Ríos Vivos, y hasta del presidente de Asprocig, organización de pescadores y campesinos del Bajo Sinú cordobés, que vivió su experiencia con el proyecto Urrá, al que siempre cuestionaron.
A propósito de Urrá, el embalse de Hidroituango es de 3.800 hectáreas, y generará 2.400 megavatios: el de Urrá, muy diferente y multipropósito, es de 7.400 hectáreas y genera 260 megavatios.
Dos elementos saltaron a la vista: Las comunidades desde Puerto Valdivia hasta La Mojana, carecen de suficiente información y les preocupa que supuestamente se manipulen los caudales del río Cauca y que en un momento determinado no haya agua suficiente para irrigar los diferentes cultivos que se siembran en la región o se afecte el ganado, la pesca y la vida misma de muchos espejos de agua.
José Mesa, director ambiental, dijo que los estudios adelantados no dan cuenta de impactos representativas en zonas tan distantes como La Mojana y además, el embalse no será regulador de aguas. Por tanto, cuando irrumpan las crecientes que sabemos, se produzcan las inundaciones que sabemos, y las desgracias que sabemos, Hidroituango no tendrá otra cosa que hacer que cruzarse de brazos. «Los alcaldes tienen derecho a su intervención. Ellos de manera decente hicieron sus objeciones a lo que consideran que ha faltado socialización, divulgación e información del proyecto. Nosotros nos hemos concentrado más en el área de los municipios de influencia directa del proyecto. No hay impactos representativa ni en la pesca ni en la mineria ni en las actividades económicas de municipios aguas abajo. Pero estamos a disposición de ellos», explicó Mesa.
El burgomaestre de Caucasia, José Arabia lanzó un atrevido dardo al afirmar que «si EPM manda a hacer un estudio, lo manda a hacer acomodado. Los técnicos que contrate esta empresa, no van a decir que esto o aquello va a perjudicar a los pescadores. Hoy escuchamos a los técnicos de Integral pero insisto, los estudios se equivocan En el papel, según ellos no va a pasar nada con la pesca. Pero en la práctica sabemos que sí. Es como cuando usted tiene una ganadería y la mete en el computador. La vaca le pare cada nueve meses. O sea que a los cinco años esa vaca tiene cuatro crias, en el computador, en el papel. Pero en la realidad, el asunto es distinto. La vaca si acaso, parió una vez».
Por su parte, Miguel Martínez Pérez, alcalde del municipio de Sucre, pueblo de 30 mil habitantes y 32 corregimientos dijo quien la socialización de Hidroituango en nuestra zona es importante. Así sabremos si habrá afectaciones o no, qué beneficios tendrá y cómo quedarán la pesca y los caudales.