La emisora Morena FM de Tarazá quedó acéfala: sin el representante legal, Reynaldo Posso; sin el coordinador, Luis Carlos Cervantes.
Tarazá. (Envío especial) En su corta vida como periodista abundaron en Luis Carlos Cervantes Solano las ironías y las paradojas.
Por ejemplo, se convirtió en Tarazá, en el periodista más amenazado de la región;muchas agremiaciones dijeron que de Colombia.
Luis Carlos llegó a Tarazá con una mochila cargada de sueños y esperanzas después de abandonar su mar Caribe en Arboletes. Después de denunciar corrupción en el llamado «carrusel de alcaldes» y a bandas de criminales, en que involucró tácitamente al antecesor del actual burgomaestre, el mundo se le vino encima y el peligro de muerte le susurraba obsesiva en cada esquina.
Desde allí empezaron las amenazas y nuestro colega no dimensionó los alcances del peligro en que se hallaba en una lucha solitaria y desigual. Un muchacho soñador, transparente, con ganas de salir adelante, que a pesar de haber denunciado ante las autoridades muchas intimidades y amenazas estaba inmensamente solo. A unas autoridades que, según afirma el periodista y docente universitario, Juan Diego Restrepo en un artículo que se publica en la página 4 de esta edición, «un alto porcentaje de la Fuerza Pública de Tarazá está involucrada con bandas criminales». Tremenda, grave y valiente denuncia la del doctor Restrepo, apoyada con muchos soportes.
Luis Carlos estaba metido en un callejón sin salida y su sueño de llegar a comprar una emisora y hacer una carrera en la radio, estaba en veremos. Luis Carlos, bachiller y oriundo de Arboletes, llegó a Tarazá cuando contaba 20 años y empezó a trabajar en otra emisora local. Estaba en la plenitud de su juventud. No era egresado en periodismo de ninguna Universidad; con el tiempo asistió a cursos, diplomados y seminarios y aprendió rápido algunas técnicas en el manejo de la noticia pero no a controlar su corazón.
El no ser egresado en el periodismo no lo descalifica porque muchos empíricos resultan mejores periodistas que otros tantos graduados por la academia.
Fue asi como se convirtió en corresponsal de Teleantioquia, cargo al que renunció luego para bajarle la temperatura a las amenazas. Después de su trabajo en Teleantioquia su pasatiempo favorito era la coordinación en la emisora Morena FM.
Pero la gente se pregunta ¿Por qué Luis Carlos no se fue para otro lugar? ¿Hubieran terminado asi las amenazas? ¿Sabía con exactitud quién o quiénes querían matarlo? ¿Alias Morroco o alias 67, de las Bacrim?
Según la Unidad Nacional de Protección, «el señor Cervantes desde hace más de un año, no ejercía el periodismo. Su trabajo en la Emisora Morena FM consistía fundamentalmente en programación musical». Esta fue una de las razones para suprimirle el servicio de escoltas. ¿Quién puede precisar cuándo se suprime una escolta? ¿Cuándo no la necesita? ¿Las autoridades no dimensionaron el peligro que seguía corriendo Luis Carlos? Pero hubo otro problema, los asesinos no se quedaron quietos. A fines de abril pasado mataron al ex alcalde Reynaldo Posso Muñetón, su amigo con quien compartía espacio en el programa de la emisora. Cuatro días antes de que asesinaran a Posso Muñetón, éste intervino en el programa para referirse al «carrusel de alcaldes» y reiterar unas denuncias. Durante el atentado jurisdicción de Cáceres fue muerto el contratista de la Alcaldía, Didier Sánchez. El ex alcalde Posso fue un buen hombre. Hizo una administración diferente y se preocupó mucho por la gente pobre. Oriundo de Ituango y músico de profesión, al entregar el cargo, volvió a su oficio. No se le conocieron despilfarros, grandes propiedades ni casas lujosas y nunca recibió amenazas. Fungía como asesor de la Alcaldía de Tarazá y representante legal de la emisora Morena FM, que a su vez pertenecía a la Junta de Acción Comunal Montenegro. Su pecado fue aspirar nuevamente a la Alcaldía para las próximas elecciones y al parecer se erigía, por su popularidad, como un obstáculo para los intereses de quienes quieren manejar el pueblo a su antojo.
La muerte de Posso afectó mucho al comunicador de Arboletes y supuestamente lo hundió en una mayor soledad y en la perspectiva de que las amenazas seguían vigentes. ¿A estas alturas era el periodista una piedra en el zapato para quienes intentaban matarlo? Ya no era corresponsal de Teleantioquia, no hablaba en la emisora ni daba noticias ni hacía comentarios.
Otro hecho, aunque indirecto, daba cuenta que los asesinos seguían ávidos de sangre en la región. Un día antes de su muerte, el 11 de agosto, fue asesinado en Caucasia el líder cívico Oscar Humberto Reales Martínez. Había aspirado al Concejo, líder político y cívico, presidente de una junta comunal. Los sicarios lo mataron delante de su hija pequeña en su propia casa. Fue un agresivo defensor de la entrega de lotes de la hacienda Paraguay decidida por la administración de Jorge Iván Valencia. Tuvo problemas con la administración local cuando se habló de redistribuir los lotes de manera distinta a la inicial.
La hacienda Paraguay, junto con La Uribe, fueron declaradas en extinción de dominio, devueltas al Estado para que se efectuaran programas de vivienda y entregadas más tarde al municipio de Caucasia.
El colega Cervantes fue acribillado al día siguiente de dos balazos la tarde del 12 de agosto en Tarazá cuando se desplazaba como parrillero en una moto. La amenaza que pendía sobre su cabeza se materializó cuatro años después luego de dos semanas de haberle quitado su esquema de seguridad.
Adriana Hurtado, de la Federación Colombiana de Periodistas, llamó la atención para que a Cervantes le retiraran el esquema de seguridad al menos de manera gradual, como lo ordena el Decreto 4912, pero no le hicieron caso.
Con nuestro colega compartimos varios seminarios de periodismo en Medellín y siempre iba escoltado por dos agentes civiles y un policía. Se mostraba distante, huraño y silencioso.
Desde hacía rato Luis Carlos había dejado de ser el mismo compañero alegre, que hacía apuntes de humor, contaba un chiste o discutía algún intrascendente tema de actualidad.