Se revive polémica sobre humedales. Los ganaderos han tumbado bosque, han desecado ciénagas y han levantado terraplenes en detrimento del medio ambiente.
Montería. El presidente de la Federación de Ganaderos de Córdoba, Ganacor, Alfredo García Burgos, justificó la construcción de jarillones y terraplenes en las ciénagas cordobesas porque en el departamento no ha existido ninguna autoridad ambiental, capaz de aconductar al gremio o de fijarle derroteros determinados precisando lo que es nocivo o benéfico. Aunque el tema no es nuevo, cobró actualidad semanas atrás a propósito de la presencia de retroexcavadoras levantando terraplenes en las veredas Susúa y La Palma, corregimiento La Peinada, en jurisdicción de Lorica y en áreas de la ciénaga Grande del Bajo Sinú. Allí se mantuvieron varios meses las máquinas sin que el gobernador de Córdoba, el alcalde de Lorica, los concejales, la Policía, la CVS o el Minambiente, dijeran esta boca es mía, como ha ocurrido siempre. Los jarillones eran altos, anchos, hasta de dos kilómetros de longitud y podía circular cualquier vehículo. La violación de normas ambientales fue evidente pero nadie vió, habló ni denunció. De esta manera ganaderos y agricultores han ido despojando espacios a los humedales que adecúan luego para sus hatos. En Córdoba han desaparecido durante los últimos 80 años más de un centenar de espejos de agua, grandes y pequeños, dando un golpe mortal al recurso pesquero y a numerosas especies de fauna y flora que ya desaparecieron. Es el triste honor que cargan muchos ganaderos por tumbar bosque a la guachapanda y por las desecaciones llevadas a cabo.
En Colombia hay cerca de 40 millones de hectáreas destinadas para ganadería cuando con la mitad de esa extensión puede mantenerse floreciente su actividad.
Y ahora, en pleno corazón de los humedales, como buscando el tiro de gracia, se planean más jarillones y terraplenes en Lorica.
«Por muchos años el Departamento no ha tenido autoridad. Entonces el ganadero ha querido convertir esas tierras inapropiadas en tierras productivas; es la intención de quien hizo los terraplenes para buscar productividad y formar su hato ganadero. Si aquí hubiese habido autoridad, desde hace muchos años esa autoridad hubiera dirigido, direccionado al ganadero para que no los construya o para que los haga correctamente», sostuvo García Burgos.