Vendían seis mil plátanos; hoy, 70 mil

En los contornos del embalse de Urrá se gesta una transformación maravillosa, en materia ecoturística, ambiental y pesquera. Y esta breve reseña sobre plátanos es un ápice de las cosas amables que están ocurriendo.                                 

Gladys Yepes Pérez.

CORREGIMIENTO DE PASACABALLOS, Tierralta, Córdoba. A un grupo de campesinos y agricultores se les cambió la vida en menos de cinco años y su próspero negocio está subiendo como espuma gracias a la labor conjunta que desarrollan desde que decidieron asociarse. Se trata de la Asociación del Campo Plataneros cuyo centro de operaciones y cultivos se encuentran en los reasentamientos construidos por Urrá, antes de dar paso a la centrl hidroeléctrica en este costado sureño del departamento de Córdoba. Los sitios son Nuevo Oriente,Nueva Platanera, Nueva Unión, Las Delicias y El Banquito, en Pasacaballos. Según Gladys Yepes Pérez, secretaria de la Asociación, aunque llevaban 20 años ensayando con una cosa y otra e incluso con plátano, no fue sino hasta el 2010 cuando se les prendió el bombillo gracias a una propuesta de Urrá, que nunca los ha desamparado, para ejecutar un proyecto sostenible de recuperación de plátanos y los puso en mano de la Fundación Trópico. Urrá les suministró insumos pero todo se perdió a causa de una fuerte ola invernal. Al año siguiente la empresa les facilitó $40 millones para la compra de más insumos, abonos y semillas. Los cultivos se recuperaron y empezaron a vender 6.000 plátanos cada 15 días. Con el negocio viento en popa, decidieron asociarse en el 2012 y crearon un Fondo Rotatorio para mejorar los precios y evitar intermediarios.

«Todos los cultivadores asociados juntábamos el plátano y vendíamos el viaje completo a mejores precios. Ahora estamos más organizados, con registro de Cámara de Comercio nos constituimos como asociación en el 2012 con 40 personas. De 40 socios que empezaron ahora se cuenta con un total de 60 afiliados. La producción cada 15 días es de 60 y 70 mil unidades», recuerda Gladys con inocultable orgullo. «Nos dimos cuenta que vale la pena trabajar unidos», reiteró. La cosa anda tan bien que hicieron una alianza con la Fundación Trópico y ampliaron el área de siembras en busca de mayor producción. Cuando entrevistamos a Gladys estaban a punto de firmarse un contrato de siministro de la fruta durante seis meses con la empresa Califa S.A. Y ya están mirando para el exterior con intenciones de exportar plátano mientras el sueño continúa.

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