El pequeño monstruo acabó en un dos por tres con las gallinas de doña Rosina.
Saragoza.-Luciano Zapata Toro, zaragozano, buen lector y técnico industrial de El Carmen de Viboral, me ubicó el 4 de noviembre de 1984, día de la peor borrasca que azotó nuestro pueblo. Departiendo con el periodista Juan José Hoyos y Fernando Sierra, Secretario de Salud de Antioquia en la heladería Treviso presenciamos el transcurrir de esa mañana de terror. Hoyos, como corresponsal de El Tiempo, relató al país, los pormenores del violento temporal, recoipilado luego en su libro “Sentir que es un soplo la vida”. Todos hablaban de un caimán que en el solar de la casa de doña Rosina Cuesta Era una enorme babilla de metro y medio, metida en el gallinero de doña Rosina dándose un banquete hasta que llegaron el chalupero «Pacha» Villarreal (asesinado a orillas del Nechí por paramilitares en tiempos de la Seguridad Democrática) y Darío «Machucho» Monroy quienes lo enlazaron y llevaron atado al parque para que todo mundo lo viera. El reptil estaba tan lleno de gallinas en su vientre que no opuso mayor resistencia. El médico Fernando Sierra, enviado por el gobernador a dirigir la evacuación del viejo hospital y la búsqueda de un sitio no inundable donde reubicarlo, pidió que le regalaran el pequeño monstruo para donarlo al zoológico de Medellín. Los muchachos, a una sola voz gritaron: «Sin plata no hay caimán». Y como no hubo El “barrejobo”, había destruido a Liberia o Charcón, arrastrando los santos del pequeño templo. En Pato solo quedó la tienda de Israel Muñetón ubicada en el Cerro de los Monitores. En Zaragoza la gente angustiada bajó la imagen del Cristoy marchó en romería con el cura Porfirio Lopera. Bañaron los pies de la imagen en las turbias aguas del Nechí y desapareció la tremolina. El rito se cumplió con la venia de Pedro Menoyos, Gencio Quintana y Pedrito Neira, actual ”Comisario mayor” del Santo Cristo, quien no ha podido hacer temblar la tierra como su antecesor el caratejo Calixto Padilla.
La creciente del río cubrió las escalas del malecón y Alfaro Hernández y Lucho Rúa se echaron al hombro la wincha de la grúa, después hurtada por un minero ladrón. La “Negra Juana” sentada en una banca del parque, por su invalidez, sólo volvió a su aposento en la calle Tacamocho cuando las aguas retomaron su nivel. Los retratos de López y Gaitán del Directorio Liberal de Chito López, junto con cajas de Cocacola de su depósito, flotaron aguas abajo hasta perderse en el viuentre del Nechí.
Zaragoza, aún lamenta la pérdida de la hidroeléctrica de la quebrada San Juan, la deshonestidad de un inspector de Policía que la ferió como chatarra y el montón de gallinas de doña Rosina que se tragó el gigantesco lagarto salido de una borrasca un 4 de noviembre, hace 30 años.