En un futuro no muy lejano los agroquímicos serán historia.
Boca de Tinajones, San Bernardo del Viento, Córdoba. A pesar de ser un hombre práctico y con una larga y acreditada experiencia en arroz, el ingeniero agrónomo cordobés descendiente de italianos, Víctor Degiovanni, no deja de soñar con el día en que se utilice un 10% de la cuenca del río Sinú para sembrar el grano y con la ayuda de las nuevas tecnologías que se están implementando, obtener un producto limpio, sostenible y rentable.
Pero para eso habría que agarrar por el pelo al Gobierno y convencerlo de que hay que establecer una clara y estable política arrocera que no funcione alrededor de tantos vaivenes y altibajos que enloquecen año tras año al cultivador; también persuadir a muchos ganaderos de que la tierra no es sólo para vacas y toros y convencer a los productores de agroquímicos que ya es tiempo de hacer un alto en el camino e incrementar el uso de insumos orgánicos para evitar que colapse la maltratada naturaleza.
Víctor Degiovanni desde hace bastantes lustros es docente universitario, autor de numerosas publicaciones y coautor de varios libros. Su vida ha discurrido más en las aulas, en la academia, en los foros y en el campo, que en su propia casa. «El día que Córdoba siembre arroz siquiera el 10 por ciento, en su cuenca sinuana, tendremos cereal para exportar y una amplia gama de agricultores beneficiados porque con el cultivo limpio no llega al 40% de los costos de arroz de reguío por hectárea.
No fue extraño encontrar en Tinajones a Degiovanni con sus alumnos de último año de agronomía, visitando lo que para él es una especie de edén arrocero. «Es importante que los estudiantes se involucren en todos los proyectos que se ejecutan en esa zona para que sean los encargados en el futuro de ampliar las fronteras del conocimiento, del saber y promover las prácticas pertinentes», dijo el experto cerealista. El cultivo crece allí sin mayores problemas. El delta del Sinú, llamado Tinajones, lo conforman tres brazos principales: Mireya, el Medio y Corea. Las aguas mezcladas con cierto grado de salinidad marina bañan las riberas y acarician los cultivos. Tal parece que esta circunstancia y la brisa permanente, blindan los sembrados contra plagas, malezas y enfermedades.
Lo cierto es que aquí, en estos contornos reina el arroz que Degiovanni llama «ecológico» cuando tiene cero agroquímicos y «limpio» cuando el agricultor utiliza bajas cantidades para proteger semilleros o pequeñas áreas específicas. «Los agroquímicos han venido disminuyendo y creo que a corto plazo tendremos cultivos muy limpios utilizando productos orgánicos. La enseñanza que imparte la Universidad de Córdoba es en ese sentido y en beneficio de esos cultivos. Ya están llegando insumos biológicos, que se consiguen en cualquier almacén agropecuario. Dentro de poco tendremos cultivos netamente limpios porque Fedearroz y la Universidad están en esa dirección, reduciendo costos, elevando rendimientos y producción limpia. Y evitando que el clima termine de dañarse», precisó el catedrático.
Córdoba usa tres clases de arroces. El de riego, en los distritos de Mocarí y La Doctrina en Montería y Lorica, respectivamente; el secano mecanizado protegido con las últimas tecnologías y presente en Tierralta, en el Urabá antioqueño, en las sabanas de Córdoba y en San Marcos, Sucre con áreas significativas y precipitaciones superiores a 1.500 mms. anuales. Las variedades más usuales son Fedearroz 473, en su mayoría y también Mocarí y Fedearroz 2000; el secano a chuzo, que hace parte de los cultivos tradicionales de los campesinos con variedades criollas esparcidas en las sabanas de Bolívar, Córdoba y Sucre.
Ahí se incluye el arroz «Forastero», que se siembra en la cuenca sinuana, especialmente en la desembocadura de Tinajones y diferentes contornos de la zona costanera como el Chiquí, José Manuel, El Castillo, Riogrande, la Isla de los Milagros, Pareja, Río Mocho, etc. En estos lugares se han obtenido entre cuatro y seis toneladas por hectárea. También se echa mano allí de variedades llamadas «Mono», «Aguanta el Hombre», «Oriza Unicor 1», liberada por la Universidad de Córdoba, que cada vez amplía su frontera para el mejor rendimiento y calidad de molinería. Los estudiantes tuvieron la oportunidad de observar de cerca los cultivos ecológicos y de escuchar las orientaciones del profesor. Al Alma Mater, que por estos días está celebrando sus 50 años de existencia, se sumó la facultad de Agronomía con diferentes actos y eventos. La visita a Tinajones, fue parte de esos actos que necesariamente no tenía que ser de jolgorio.
Por lo demás, el docente universitario dijo que «vamos a renovar las alianzas que tenemos con el Centro Internacional de Agricultura Tropical de Palmira para adelantar mejoramiento de cultivos liberando más variedades que se adapten a la zona de secano mecanizado protegido. O aumentar el set de variedades para que se adapten a su microecosistema respectivo».