La comunidad asentada alrededor del viejo puente está pidiendo que no lo quiten de allí. Que lo dejen en su sitio con su carga de recuerdos, afectos y sentimientos, convertido en paso peatonal y en parte de la «calle» principal del pueblo.
La Apartada, Córdoba. Después de largos años de espera, del incremento y mayor peso del tráfico vehicular, especialmente de carga y pasajeros y de incertidumbres sobre su resistencia cada vez más reducida, el viejo puente del San Jorge está a punto de jubilarse.
Es sólo cuestión de un par de meses y de los retoques que hacen falta al nuevo para su presentación en sociedad.
A propósito del nuevo, para los expertos se trata de un «puente muy bello» como todos los que tienen forma de arco, por cierto más costosos que los convencionales de hoy en día.
Todo el acero utilizado en esta gran mole metálica proviene de Ucrania, un país lejano ubicado al este de Europa, de 42 millones de habitantes y en guerra con un segmento de la población que quiere pertenecer a Rusia. El número de muertos supera los cinco mil y en lo que va corrido de este año, se contabilizan más de 250. Si la guerra lo permite, Ucrania está a punto de convertirse en el principal productor de acero del viejo continente.
El puente del San Jorge, ubicado al pie del corregimiento de Puerto Córdoba, perteneciente a La Apartada y a Buenavista, se convirtió con el paso del tiempo en el mejor sitio para comer sancocho de pescado. La marejada de turistas del interior del país, programa una parada obligada en Puerto Córdoba para saborear un sabroso sancocho de bocachico o de bagre con arroz con coco. Durante los últimos años, el bocachico ha ido desapareciendo del río San Jorge, supuestamente por la sobrepesca, la explotación minera y las crecientes erosivas que cada vez que aparecen causan mortandades de peces. En su costado sur se agolparon uno tras otro los restaurantes y en el costado norte del puente viejo, las ventas de pescado fresco que camioneros y familias en carros particulares, adquieren para llevar a casa metidos en una porción de hielo que allí mismo le proporcionan. Básicamente este pueblo es de pescadores provenientes de sitios diferentes o desplazados por la violencia. El nuevo puente está en el lado oriental, tendrá un nuevo segmento de vía, lo cual equivale a pensar que en adelante los turistas se irán directo y no pararían más, sumiendo al poblado en la debacle económica. Se cree que tanto Invías como la Gobernación de Córdoba, colaborarán con la reubicación de los restaurantes para que el lugar no pierda su encanto de siempre y sus moradores puedan seguir contando con su fuente de trabajo. La obra fue programada para hacerla en nueve meses. Se inició en enero del año pasado y se entregaría en octubre a más tardar. Pero surgieron inconvenientes como la demora de parte de la Corporación Autónonoma Regional de los Valles del Sinú y San Jorge, CVS, que tardó cerca de seis meses en entregar la licencia ambiental. Las entidades involucradas en la obra, cuyo valor supera los $14 mil millones, son Invías, Ejecutar, Mintransporte y Prosperidad para Todos.
Se estima que en 60 días se entregará el nuevo puente hecho para soportar la carga pesada de camiones, tractomulas y remolques, aunque algunos observadores consideran que tardará más tiempo.