«Contentillo» de 2.7 kms.

Una vía de 60 kilómetros, con dos municipios sufridos y hambrientos de desarrollo, no es para reconstruirla
a retazos. Se evidencia falta de mayor gestión administrativa.

Repavimentar a retazos una vía, equivale a tener que reparar la primera parte cuando se termine la última.

Tierralta, Córdoba. Mientras los vehículos se despedazan al sufrir roturas y desperfectos mecánicos a causa de la proliferación de huecos sobre la vía que desde El Quince conduce a esta localidad, en el Palacio de Nain, sede del gobernador de Córdoba, se han escuchado alardes por los 2.7 kilómetros que están pavimentando, sobre un trayecto de más de 60 kilómetros. El deterioro de esta vía no es de ahora, ya lleva varios años en proceso acelerado de descomposición sin que nunca nadie se haya preocupado por adelantar reparcheos cuando aún estaba en mejores condiciones.


En la actualidad, viajar a Tierralta por vía terrestre es un verdadero calvario. El pasajero llega con la sensación de haber sido apaleado y con todos sus órganos vitales desacomodados. Esta situación la padecen también quienes viven en Valencia, a los cuales les toca hacer el mismo recorrido hasta llegar al sitio La Ye, donde hay un desvío hacia esa localidad.
A fines del siglo pasado y comienzos del presente, la empresa Urrá asumió la pavimentación completa de la carretera, después de muchos años de sufrimiento. Fue la última vez que la vía quedó en perfectas condiciones. Pero nadie se ocupó de ella hasta entrada la primera década del nuevo siglo cuando reaparecieron los huecos y la destrucción gradual del pavimento.
Ahora el gobierno departamental, que no ha querido coger el toro por los cachos ni reparar íntegra y prontamente la carretera, se contenta con 2.7 kilómetros y promete que este año contratará otro pedacito.
Tierralta y Valencia son dos municipios de gran importancia económica para el sur de Córdoba; luchadores contra la adversidad, víctimas de la violencia paramilitar, guerrillera, delincuencial y del narcotráfico. Han sufrido desplazamientos y su aporte de muertos en la fatídica lista de la violencia, es significativa y dolorosa. Esta razón permitió que el país mirara más de cerca a estos dos municipios, pero el olvido ha vuelto a reinar en su contra.
Tierralta ha tenido un auge desde la construcción de la central hidroeléctrica de Urrá. Tiene importantes áreas cultivadas de plátanos y papaya hawaiana.- Con la ayuda y asesoría de Urrá se está abriendo paso una industria pesquera de tilapia roja dispuesta en pozos o pequeños lagos abiertos por la compañía durante la construcción de las obras, la extracción de material y el levantamiento del gran muro del embalse. También avanzan proyectos ecoturísticos que convertirán a la zona en sede de muchos visitantes.
En Valencia, se trabaja en ganadería, se cultiva arroz, plátanos y papaya y se avanza en otros proyectos. Tiene la ventaja de ser la futura puerta abierta hacia Urabá, lo cual le permitirá desarrollar un comercio más vigoroso. A comienzos del siglo pasado, Valencia tuvo varios campos de petróleo y alcanzó a extraer cantidades considerables que fueron insuficientes para el montaje de una explotación de mayor envergadura. Su gran elefante blanco es el puente que se construye sobre el río Sinú, un proyecto víctima de saqueadores y de funcionarios corruptos que se han robado los dineros destinados a la obra que hoy permananece inconclusa después de muchos años de comenzarlo.
Los 2.7 kilómetros, adjudicados por Invías al consorcio Vías de Montería, con interventoría a cargo de la Universidad del Quindío, cuestan $4 mil 650 millones, según el gobernador Alejandro Lyons.La gestión siguiente contempla la repavimentación de 15.5 kms. más por $34 mil 600 millones ¿Cuándo será esto último? Averíguelo Vargas…

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