Entrevista con un sacerdote jesuita ciento por ciento entregado a la causa de la paz. Está convencido de que declarar un cese bilateral del fuego, sería otro paso hacia delante en tanto que todos debemos decir presentes en este propósito nacional.
Apartadó, Antioquia.– El padre Francisco de Roux sigue empeñado en su cruzada de paz y sostuvo que Colombia tiene hoy la mejor oportunidad para lograrla, después de más de medio siglo de guerra fratricida.
De Roux, oriundo de Cali, se desempeñó como superior de los Jesuitas en Colombia, ex director del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio y toda su vida la ha dedicado a la búsqueda de la paz entre los colombianos, ganando el respeto y confianza entre comunidades campesinas y rurales.
TIERRA CALIENTE lo abordó en Apartadó, hace varias semanas durante un evento relacionado precisamente con la paz.
Es hermano de un ex ministro, de un concejal de Bogotá, del vicerrector académico de una Universidad y de una experta en literatura. Estudió Filosofía y Letras, hizo una maestría en Economía, se graduó en Teología y se ordenó en 1975. Hizo un doctorado en la Sorbona de París y otra maestría en el London School of Economic. Fue director del Centro de Investigación y Educación Popular, Cinep y galardonado con el Premio Nacional de Paz en el 2001.
-¿No está cansado de buscar la reconciliación en Colombia?
-No. El desafío es muy profundo ante el inmenso dolor humano de las víctimas que han causado el horror de la guerra y la violencia en el país. Uno no se puede cansar mientra siga viendo el sufrimiento que han dejado entre nosotros las masacres, los secuestros, las minas antipersonales, los falsos positivos y el grito de las víctimas de todos los lados, pidiendo que pare la guerra y terminemos con la victimización del país, tan horrible.
-¿Ha hecho denuncias sobre todo esto?
-¿Le digo la verdad? Yo nunca denuncio porque creo que, si bien es una responsabilidad muy seria, lo que he procurado es que se sepa la verdad, por supuesto.
-¿Y eso no es denunciar?
-El reto es construir entre todos la posibilidad de vivir como seres humanos. En eso tenemos que empeñarnos. Qué importa que todos hayamos contribuido a la violencia y a la guerra en Colombia. Esta es una responsabilidad colectiva. Y todos tenemos que cambiar para poder tener un país distinto.
-¿Hay alguna varita mágica para hallar una fórmula que permita conciliar tantos pareceres dispersos?
-No sé si se puede hablar de una varita mágica. Entre otras cosas, creo que tenemos que agarrarnos es de Dios. Nosotros solos no podemos. Ojalá que el año 2015 sea para nosotros la llegada del Dios de la paz. Que nos ayude. Estoy convencido de que esto tenemos que hacerlo entre todos nosotros. Porque nadie en Colombia sobra en esta tarea de la paz y todos tenemos que cambiar para que todo sea posible.
-Entonces, ¿qué sigue?
-El tiempo que tenemos es corto. La paz no se puede politizar. Es una tontería todo este discurso sin sentido de que Santos es la paz y Uribe la guerra; que Santos es el chavismo y que Uribe es el fascismo. Eso no nos sirve para nada. Aquí todos tenemos una tarea crítica y tenemos que sumar. Temo mucho que si el país no aprovecha estos momentos podrían sobrevenir cosas peores. Colombia es pendular, se mueve como el péndulo de un reloj. Después de Andrés Pastrana, se optó por la guerra, yo temo que si en esta ocasión no consolidamos un esfuerzo muy grande de paz, el país se movería hacia una guerra que acrecentaría el numero de víctimas, el sufrimiento humano y eso sí me parte el alma. Ojalá podamos intentar un cese bilateral del fuego.