Montería. Para el alcalde Carlos Correa, cada río tiene sus propios problemas y sus propias características. Y en tal sentido, el río Sinú no es la excepción. «Desde hace mucho tiempo le habíamos dado la espalda al Sinú pero la gente ha empezado hoy a quererlo, a convertirlo en un fenómeno importante». Con frecuencia el burgomaestre menciona el cambio de nombre que se dio al tradicional reinado popular de la Ganadería, por las «Fiestas del Río» al incluir desfile de embarcaciones, carrozas y más presencia. También le construyó un pequeño atracadero de embarcaciones menores, visto por el ciudadano como una sinrazón porque la navegación hoy por hoy es casi nula, a causa de la sedimentación, los vaivenes de su nivel provocados por la hidroeléctrica de Urrá y los altos costos del combustible. El burgomaestre interpreta el acercamiento ciudadano al río Sinú a través de la Ronda -un parque lineal de dos kilómetros de longitud- construido por sus antecesores en su margen derecha, frente a la tradicional Carrera Primera. Correa está alargando la Ronda y tiene proyectado hacer lo propio en la margen izquierda, iniciativa que quedaría en promesa porque este año entrega el cargo y es probable que no le alcance el tiempo. Ni siquiera para el puente peatonal o la remodelación del viejo mercado. El burgomaestre no aborda los males mayores: erosión, desecación, contaminación, deforestación, desaparición de la pesca, minería ilegal y otros males. Ese montón de «papas calientes» prefiere que sea discutido por el Foro Mundial de Ciudades con Ríos que se cumplirá en abril en esta capital. «Creo que será un legado que dejaremos con ese evento y que en las próximas generaciones de alcaldes se deben incluir en sus distintos planes de desarrollo», dijo.