La vida es sagrada

CAUCASIA.-Hoy, la ciencia no tiene una respuesta a la pregunta ¿Qué es la vida? No obstante todos consideramos desde nuestros conocimientos e ignorancia que la vida es algo asombroso, fantástico, milagroso, extraordinario y aquellos seres humanos – pocos- con una conciencia expandida concuerdan en su sabiduría que la vida es sagrada. Toda forma de vida.
Por lo anterior es lamentable ver como jóvenes escolares, disfrutan la tortura y la muerte de un animal, cualquiera que sea, ya que esta actitud no es más que la expresión de unos valores arruinados por una educación que informa, pero no forma, más bien deforma.


La sociedad se conmueve con la masacre de cuatro niños en Caquetá, algo que no debería ocurrir, nunca, sin embargo la conmoción causada por estos hechos, debería también producirse ante las víctimas infantiles, cotidianas, causadas por la desnutrición y el hambre, en nuestras ciudades, pueblos y veredas. Muertes silenciosas, invisibles, cuyos autores somos todos los miembros de una sociedad insolidaria, indiferente, corrupta.
La policía nacional, en el caso del Caquetá, demostró que si puede cumplir con su función constitucional cuando se lo propone y el presidente de la República con las instrucciones dadas a los comandantes de este cuerpo de no regresar a Bogotá sin la captura de los culpables, también demuestra que su razón de ser es gobernar en pro de cumplir con los mandatos Constitucionales, labor que no puede reducirse a hechos puntuales, sino que debe ser tarea cotidiana, permanente, no sólo para capturar a los criminales de diversa índole, sino también para garantizar la vida, toda forma de vida, como fundamento ético de un Estado Social De Derecho. La vida, que está en el centro de la biodiversidad, amenazada por las políticas extractivistas que sirven de plataforma económica a la hacienda pública. La vida que se pierde en las aguas de nuestros ríos convertidos en alcantarillas a cielo abierto, la vida que se pierde en nuestras ciudades, pueblos y veredas por la falta de atención médica, por las diversas formas de violencia, por nuestra incapacidad de reconocer la diferencia. Esta ¡Vida Sagrada! Que compartimos con tantas especies, hoy amenazadas, por una civilización, un desarrollo y un progreso, que solo rinde cuentas a sus accionistas y cuyo indicador central es la ganancia al servicio de unos pocos, para quienes los único sagrado es el dinero.

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