El ocaso de Macaco, su silencio de ahora y sus temores.
“Come liebres”, se les dice en España a los cobardes. Aquí, simplemente comemos conejos, grillos, sapos y de tanto sancocho de gallina los cobardes están “agallinados”. ¿Cómo llamar a los que andan con 300 escoltas? “Macaco”, el temible para militar que subyugó el Bajo Cauca tuvo más poder que Carlos Castaño, forzándolo a renunciar la comandancia de las autodefensas. Reformó el estado mayor por una cúpula de nueve comandantes y asumió el trono de las entrañas del para militarismo quedando claro que era el nuevo mandamás. Aglutinó grupos de Tarazá, El Bagre, Piamonte, Yarumal, Planeta Rica, Montelibano, Zaragoza, Nechí y Cáceres y ni hablar de Caucasia. En 2003, cuando el gobierno Uribe abrió el proceso de paz, Macaco ofició como negociador. El 12 de diciembre de 2005 , en la vereda San Cristóbal del municipio de Remedios, se desmovilizó con 1.922 supuestos miembros de su estructura. Fue tal la ostentación de su poder, que entregó dos helicópteros, una urbanización completa en Cáceres y cuatro fincas con 2.600 cabezas de ganado avaluados en $113.000 millones. Hasta ese momento era el dueño de todo y de todos. Al desmovilizarse, empezaron los líos. Cayó el director del DAS, Jorge Noguera (El buen muchacho de Uribe) y su segundo José Miguel Narváez. Uribe lo encarceló en Cómbita y 23 días en un buque de la Armada. Macaco o Carlos Mario Jiménez,, fue extraditado el 7 de mayo de 2008, una semana antes que los demás jefes paramilitares.
Sobrevinieron las sorpresas judiciales. A su esposa y varios particulares les abrieron procesos por testaferrato. Su mano derecha, Héctor Duque, alias Monoteto, fue acribillado a balazos. Le decomisaron sus bienes y cayeron dos de sus testaferros alias Scoby y alias Cortecero. La pirámide David Murcia fue fuente de sus ríos de dinero en el Putumayo. Macaco también fue el zar de la minería ilegal en el Bajo Cauca y sur de Bolívar, potentado en cultivos de palma de aceite, madera, transporte y hasta en el fútbol de ligas menores. Promovió la elección de un fiscal, cercano al círculo de Mario Uribe. Puso a temblar más de uno cuando denunció a los generales Mauricio Santoyo y Flavio Buitrago. Hace pocos meses fue expulsado de Justicia y Paz porque siguió delinquiendo. Ahora está callado, se siente amenazado. Algunos dicen que “comió liebre” (Fuente: El Espectador).