En el hotel El Retiro se llevó a cabo este nuevo encuentro que permitió intercambiar ideas sobre la realidad de la región, las fortalezas y debilidades y el objetivo de mantener el acercamiento con nuestros semejantes en procura de mantener convivencia sana y paz duradera.
Arboletes, Antioquia. Estas vez se congregaron aquí el pasado 30 de abril, cerca de 70 personas con el objeto de generar un espacio de diálogo, reconocimiento y reflexión para facilitar aportes para la paz. Todos ellos se han destacado como líderes y lideresas dentro de sus comunidades que los oyen, los acatan, los respetan y también disienten cordialmente.
Llegaron de San Juan de Urabá, de Montería, de San Pedro de Urabá, de Los Córdobas y de diferentes veredas y corregimientos de la región. La convocatoria fue del Programa Desarrollo y Paz de Córdoba y Urabá Darién, Cordupaz, que dirige el incansable padre Leonidas Moreno Gallego. Se contó con el apoyo de otras entidades y personas, como el caso de la socióloga Gloria Amparo Alzate, de Conciudadanía, quien vino desde Medellín y abordó el tema central del encuentro relacionado con reconciliación y paz territorial. Cabe anotar que el padre Moreno Gallego siempre se ha mostrado optimista frente a las conversaciones que en La Habana adelantan voceros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia con representantes del Estado colombiano. Pero en un supuesto caso que las conversaciones fracasaran, enfatiza en que ya Colombia emprendió su recorrido en busca de la paz poor tanto hay que continuar explorando nuevos caminos pero no abandonar nunca este empeño.
«Con La Habana o sin La Habana hay que continuar en la lucha de acercamientos y de reconciliación. Tenemos que entender que hay muchísimas iniciativas. Que hay que mostrar el trabajo y todas las iniciativas de paz que aun en medio del conflicto se han ido construyendo. Yo creo que ese es el mayor motivo de esperanza y en síntesis, tenemos que reconocernos, tenemos que reconciliarnos y ser constructores de paz», sostuvo el prelado.
La zona de Urabá y el sur de Córdoba, que forman frontera común, han sido altamente victimizadas, pero se han ido ganando espacios gracias a los esfuerzos por conseguir el entendimiento y la paz. Por eso Moreno Gallego hizo esta reflexión con los asistentes: «Si la guerra ha sido entre hermanos, la reconciliación tiene que ser entre prójimos. ¿Quién es mi prójimo, el que está a mi lado, el vecino, que era antes mi buen hermano, mi buen vecino y de pronto la violencia sembró desconfianzas. Tenemos que terminar con eso».
Agregó el director de Cordupaz de Córdoba y Urabá Darién, que «a nivel nacional debe haber una política permanente de paz que vaya más allá de los gobiernos, más allá de convertir la paz en bandera política. No queremos cosas pasajeras. Sino la conciencia de mantener viva la esperanza, de que es posible un país diferente cuando empezamos a construir desde nuestro interior esa relación fraterna y pacífica con todos».
Por su parte, la socióloga Gloria Amparo Alzate, coordinadora operativa de la Corporación Conciudadanía, trabaja en Antioquia el tema el tema de democracia local y reconciliación, apoyando las conversaciones de paz que se adelantan en La Habana, Cuba. Al reconocer la importancia de los acuerdos que se logren, precisó que están promoviendo la deliberación pública para que la gente pueda aportar y decir cosas frente a lo que se está discutiendo tanto en Colombia como en isla antillana. Y cuando lleguen los acuerdos, cómo se pueden implementar en los territorios de mayor sensibilidad.
« Estamos dando los espacios para que la gente converse sobre todos estos temas. Estamos llevando a la gente la información más clara sobre lo que se ha acordado porque muchos no saben siquiera qué está pasando en Cuba y se oponen por oponerse. Cuando la gente sabe y comprende qué pasa en La Habana, si se beneficia o no, toma posición más concientemente. Pero también insistimos en que La Habana no es solamente la paz, es un proceso muy importante pero no nos garantiza la paz mientras cada uno de nosotros no se comprometa en transformar esas situaciones de violencia que se viven en la vida cotidiana, en la familia, en la vecindad, en la escuela, en la relación con el otro», explicó la socióloga de Conciudadanía».
«La Habana va a permitir que las Farc se desmovilicen y se reintegren a la vida civil. Pero esos otros problemas de la vida social y comunitaria que están generando muchas víctimas en Colombia, históricamente hay que trabajarlos desde otro espacio, desde la vida cotidiana».
Por esta razón Gloria Amparo recalcó en que si se logra un acuerdo de paz en La Habana, a Colombia le toca enfrentar otro reto. No sólo reacomodarse para convivir con los nuevos desmovilizados sino buscar bajar la temperatura a la violencia social que se genera a diario y que exhibe una faceta de intransigencia e intolerancia entre colombianos.
«Las Farc es probable que se desmovilicen y se reintegren a la vida civil. Pero otros problemas de la vida social y comunitaria que generan muchas víctimas en Colombia, históricamente hay que trabajarlos desde otro espacio, desde la vida cotidiana. Esas actitudes violentas que tenemos con el otro, que lo miramos y lo matamos por cualquier cosa, hay que transformarlas para poder avanzar en la reconciliación y la paz».
Y añade casi premonitoriamente: «Yo creo que el obstáculo principal es que la gente no lo hace conciente. O sea, la cultura patriarcal, es la que ha puesto en esas relaciones autoritarias y de dominación sobre el otro. Llega un momento en que lo cultural parece natural. Es natural que el marido le pegue a su esposa porque es de él, es posesión; es natural que la mamá le pegue al hijo porque lo está educando.
«Son muchas cosas que se naturalizan y por tanto se vuelven normales y la gente no transforma. Hasta que no entendamos que eso no es normal y que tenemos que respetar al otro, no va a haber cambios».