Se cree que el incendio fue provocado por el hombre para continuar la expansión agrícola, en detrimento de fauna, flora y medio ambiente. Roble, cedro, caracolí, cativo, suan, ceiba, helechos, palma, platanillos, yarumo y árbol del pan, en cenizas.
Necoclí, Antioquia.- El balance es aterrador para el medio ambiente: 4.000 hectáreas de bosques centenarios que resguardaban amplias áreas de humedales, calcinadas en menos de 18 días, ocurrido a comienzos de abril pasado. Se afectaron 328 especies de fauna entre ellas nutrias, tortugas marinas, dantas, micos marimonda, chauna cavarria y águila arpía.
Se perdieron íntegramente cerca de 380 mil árboles de mangle plantados por Corpourabá en 140 hectáreas y un ecosistema de helechales de 2.500 hectáreas. La zona estaba declarada de reserva y era el mayor estuario (desembocadura de un río caudaloso en el mar) existente en el planeta.Ni en 100 años se recuperará lo perdido, según los expertos. El director de Corpourabá, Gabriel Ceballos, dijo «que este incendio generado por la mano criminal del hombre, con un ánimo expansionista de ampliar la frontera agrícola y pecuaria, está acabando con el futuro y la sostenibilidad ambiental de la región de Urabá».