Los periodistas nos equivocamos porque somos seres humanos. Son los errores los que día a día nos construyen.
Aún siguen las reacciones después que el periódico El Espectador titulara: “Valdado de agua fría”, para informar sobre la derrota de Colombia frente a Venezuela. El director, don Fidel Cano Correa, fiel a los principios éticos del periodismo, reconoció públicamente el error de ortografía.
Debo confesar que cuando una alumna me lo mostró no noté el error, no solo por el desconocimiento que en gran parte tengo de las complejas reglas de ortografía (le tengo fobia a las reglas) , que me obligan a escribir con un diccionario en la mano mientras mi pensamiento va por otra parte, sino por una razón emotiva y subjetiva: confío tanto en la estructura gramatical de EL Espectador que cuando lo leo paso de largo por encima de ellas y me voy directamente a la interpretación de los hechos.
Y es que esto de la ortografía es tan complejo, como el hecho mismo de reconocer sus errores. Siempre les digo a mis estudiantes que la diferencia entre un periodista y un médico es que los errores del periodista quedan expuestos a la vergüenza pública, en tanto que los de un médico, por lo general, quedan sellados en una tumba.
Los periodistas nos equivocamos porque somos seres humanos. Son los errores los que día a día nos construyen. Somos producto de procesos, contradicciones, preocupaciones, críticas y autocríticas. Estamos hechos de errores e incertidumbres, no de la perfección de los milagros. Conozco expertos lingüistas, filólogos de la palabra, que tienen dificultad para escribir un texto y, cuando lo logran, el mensaje carece del poder emotivo que se requiere para llegar al corazón de las personas. Por todo esto no solo comprendo el error de El Espectador sino que admiro su valentía para reconocerlo.