Invitados industriales, empresarios, dirigentes cívicos, funcionarios públicos y otros sectores influyentes. La presencia del presidente y el vicepresidente de Cerromatoso, de los gerentes de Invasa, Solfagan, de la ex gobernadora Martha Sáenz y los anfitriones de la Cámara de Comercio, «salvaron» el evento. Ni el gobernador ni el alcalde se asomaron.
Montería.- El Procurador General de la República, Alejandro Ordóñez, deberá pensarlo dos veces cuando sea invitado de nuevo a la capital de Córdoba.
No le fue bien durante su última presencia en la tierra sinuana pues de 700 invitados que convocó la Cámara de Comercio de Montería para escuchar su charla sobre ética pública y seguridad ciudadana en un amplio auditorio del GHL Hotel, sólo acudieron a la cita unas 45 personas y el espacio del salón debió reducirse a más de la mitad antes de ingresar el alto funcionario al recinto para que no evidenciara el ambiente de soledad reinante. ¿Rechazo? ¿Indiferencia? ¿Desaprobación a su gestión? ¿Desacuerdo con sus pronunciamientos calificados de oscuros y cavernarios? Pueden ser una o muchas cosas. El polémico abogado bumangués, quien en su infancia disfrutaba bajando guayabas y recogiendo hormigas culonas, ha sido cuestionado por algunas medidas consideradas inexactas, desproporcionadas y fundamentadas en intereses políticos. Algunas de esas medidas han sido «tumbadas» por tribunales de justicia nacionales e internacionales, como la sanción impuesta al ex alcalde de Medellín Alonso Salazar a quien Ordóñez había destituido e inhabilitado por 12 años; asimismo, la sanción impuesta al alcalde de Bogotá Gustavo Petro, nacido en Ciénaga de Oro, Córdoba, suspendida por cuenta de las medidas cautelares concedidas al funcionario por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y protegidas por un juez del Tribunal Superior de Bogotá.
El director de la Cámara, Félix Manzur Jattin, al presentar al personaje aprovechó para recordar y lamentar que durante los años 13 y 14 Córdoba ha recibido millonarias sumas por concepto de regalías y sinembargo la inequidad se mantiene y los índices de pobreza siguen en un 52%, muy por encima del promedio nacional.
Ordóñez no dijo nada nuevo, aparte de ufanarse de sancionar, inhabilitar o de haber enviado a la cárcel a más de 2.500 personas, entre ellas 1.048 concejales, 1.500 alcaldes, 82 gobernadores y a varios representantes y senadores. También lanzó dardos a la administración del presidente Santos: «Están pesando en la credibilidad de la institucionalidad, altos niveles de corrupción. La favorabilidad de todas las instituciones es decreciente, excepto la Policía». Y agregó un puntillazo: «las políticas del Estado para combatir la corrupción han sido ineficaces».
Sobre el Procurador Ordóñez pesa una demanda contra su reelección por una serie de irregularidades ocurridas.
Un periodista de Bogotá escribió hace poco que el Procurador es «un oportunista que se quedó atrás, en 1955, cuando el mundo aún era un espeluznante colegio de monjas. Y siente en público una nostalgia rigurosa por esa sociedad en toque de queda –esa sociedad de antes del rock– en donde las mujeres no se gobernaban, los homosexuales no se confesaban y los niños no se atrevían a decir una sola palabra».
Ordóñez está en contra del aborto asi sea por violación, contra la eutanasia, contra el matrimonio y adopción de parejas del mismo sexo, contra la dosis personal de drogas, contra la supresión de corridas de toros impuesta por el alcalde Petro, contra las manifestaciones de afectos en los colegios y hasta quemó libros y revistas que «amenazaban perturbar mentes juveniles». Varios de esos libros eran de nuestro Nobel, Gabriel García Márquez.