Tres años después las almejas asiáticas siguen vivas, se han multiplicado e invadido el Sinú.
En este país no es difícil que las cosas parecieran mentira cuando son verdaderamente ciertas. Lo digo porque el 28 de diciembre de 2012, di a conocer la primicia de la presencia de almejas amarillas en todo el Bajo Sinú.
Poco se ha hecho para hacerle un monitoreo permanente a esta especie invasora y depredadora.
La CVS, la empresa Urrá S.A y posteriormente la Universidad de Córdoba me confirmaron lo que ya había averiguado por mi propia cuenta, es decir, que se trataba de almejas asiáticas, una especie invasora de la cual solo se conoce un registro en Colombia de la bióloga marina María Virginia de la Hoz. Ella cursó estudios de maestría, es investigadora independiente y miembro del Instituto Latinoamericano de Ciencias Marinas y en su momento me confirmó que se trataba de moluscos de origen asiático, especie exótica en América, que habita el fondo de algunos ríos y que de mantenerse, puede contribuir a la muerte biológica de esos ecosistemas. También advirtió que el hecho de que el Sinú haya sido un río altamente intervenido por la hidroeléctrica de Urrá y otras actividades humanas habría facilitado la llegada de esta especie. Además, para determinar el grado de amenaza de estas almejas era necesario esperar para ver si podrían ser capaz de sostenerse en el tiempo.
Hoy, casi tres años después de esa sentencia, puedo decir que la doctora María Virginia tenía razón, pues las almejas asiáticas no solo siguen vivas sino que se han multiplicado e invadido el río Sinú y, muy probablemente, junto con la hidroeléctrica de Urrá, lo están matando en silencio.