Vereda Las Lauras, San Pelayo, Córdoba.- Han pasado cerca de 50 años desde que supuestamente José Manuel habría sido llevado vivo a un mundo mágico, a otra dimensión, debajo de las aguas de la ciénaga Los Gritos ubicada en la vereda Las Lauras. Por eso habitantes de este lugar, de Providencia y de El Zapal, en Cereté, siguen comentando el hecho. Los viejos residentes insisten en que se trató de un hecho real mientras las nuevas generaciones sotienen que se trata de una leyenda de creación colectiva.
En esta vereda del Medio Sinú, Mercedes Patrón, de 80 años, los hermanos Félix y Carmen Petro, en Providencia, atestiguan, que fue real.
Según el escritor Domingo Ortega Mestra, residente en el barrio 24 de Mayo, de Cereté la historia se remonta al año 1964 cuando llegó una familia de indígenas, cargando al niño José Manuel. Las Lauras y Providencia eran a la sazón un solo poblado. El pequeño fue dejado olvidado en casa de María Heurística, quien lo adoptó y al crecer le enseñó las labores del campo como acarrear agua, espantar los pájaros de los cultivos de arroz y cortar leña.
Una tarde salió a la ciénaga Los Gritos y mientras llenaba de agua los calabazos de totumo, aparecieron tres niñas vestidas con velos de brillantes, lo agarraron por los pies, lo hundieron en las profundidades donde presumiblemente existía una ciudad mágica construida en oro y piedras preciosas y sólo reinaba la armonía y la paz. José Manuel fue buscado durante tres días infructuosamente al término de los cuales le hicieron velorio.
A la cuarta semana, lo hallaron vivo y asustado montado sobre un viejo tronco en medio del agua. Nadie supo cómo logró sobrevivir pero los rumores hablaban de ofertas de tesoros ocultos que el muchacho no quiso aceptar.
«En el caserío lo apodaron Cachimanuel; nos dijo que lloró mucho», subraya Mercedes Patrón, antigua habitante de Las Lauras, que lo recuerda por su baja estatura. Días después reaparecieron las niñas encantadas en casa de Nicolasa Causil y recibió poderes curativos pero con el compromiso de no cobrar dinero a los pobres.
«Nicolasa montó una especie de consultorio, le decían médica y recetaba. La fama se regó por los caseríos cercanos. Motivo por el cual, llegaron cientos de curiosos en busca de ayuda; tiempo después Nicolasa murió inexplicablemente», puntualiza Carmen Petro.
Atestiguan también moradores de El Zapal, que las niñas encantadas visitaron este asentamiento y eligieron a Blanca Arciria. Los milagro retornaron previa la advertencia de no cobrar plata a los pobres. La dama se dejó corromper por la fama y ambición del dinero. Las niñas encantadas supieron lo que hizo en secreto con un pobre necesitado de medicinas. Se marcharon ofendidas y tras ellas, se llevaron poderes benéficos y prometieron jamás regresar a la tierra de humanos.
Pasaron los años y de esa extraña y misteriosa ciénaga, solo quedó un pequeño pozo de aguas putrefactas pero los viejos aún sienten que allí hubo o hay «algo».
Y los curiosos llegan por un viejo camino, y con la ayuda de un mapa elaborado a mano por los primeros habitantes. «José Manuel se crió aquí con una familia. Poco tiempo después de aquel incidente, murió» dijo Álvaro Rubio otro residente de esta vereda.
Octavio Pérez Orellano, de San Pelayo, sostuvo que conoció el pozo misterioso y productor de pescado en abundancia. «No sé que había, en el fondo, pero era un pozo milagroso», insistió.
Otro grupo de nativos, en esa localidad pelayera aseguran, lo llamativo y “la gracia” de toda la historia que continúa viva como el primer día. Está preservada de manera hablada entre niños y adultos. Además como cualquier personaje de cuentos y mitos tiene sus opositores, pero ni así han podido impedir que las gentes lo olviden.
Las Lauras, es un caserío perdido de la geografía cordobesa cercana al sitio Caimán y al sur con el corregimiento de Rabolargo en Cereté; al este con el corregimiento de Las Guamas, limita con los corregimientos de San Isidro y Puerto Nuevo. ¿Cuál será el motivo? ¿Por qué se preservó? son preguntas sin respuestas que nadie sabe, en esta extraña población del medio Sinú.