Caucasia.- En la hacienda La Uribe, la actividad es febril, de un lado para otro, llena de caras sonrientes y optimistas porque se dispone de tierras donde cosechar, comercializar, obtener ingresos y mejorar su calidad de vida. La afirmación hecha por la presidenta de la Asociación de Familias Agroempresarias de Caucasia, Gladys Guzmán Lobo, en el sentido de que La Uribe se convirtió en el principal empleador de la ciudad, no es caprichosa. En primer lugar, porque integró a familias esparcidas en otros pueblos y regiones en busca del pan de cada día. Ahora trabajan disciplinadamente y enfrentan retos diarios. Adultos mayores que vegetaban en casa y esperaban sus últimos días entre evocaciones y tristezas, encontraron nueva razón de vivir al vincularse como cultivadores, consejeros, sembrando, fumigando, abonando, limpiando plataneras, cercando. Su salud ha mejorado recuperando bríos y alegrías. Jóvenes de cada familia se vinculan y obtienen pago de jornales, alejándose del ocio y de los vicios.