En Montería es un hecho irreversible que el calor está golpeando duramente miles de hogares cordobeses.
Las altas temperaturas penetran sobre nuestra humanidad y mellan muchas veces nuestra resistencia, especialmente de niños y ancianos.
A veces el cielo está muy nublado y sin embargo se siente un «bochorno», una incomodidad que nos impide sentirnos bien acostados, sentados o dando vueltas por la casa.
Los expertos dicen que encima el cielo de Montería hay una especie de capa que retiene la salida del calor que se registra aca abajo, donde estamos los mortales. A eso también le llaman la humedad relativa que es la que nos hace sentir pegajosos y sudorosos muchas veces cuando ni siquiera se ha asomado el sol o el Mono Jaramillo, como le dicen en Antioquia. El aire acondicionado o el abanico mitigan el problema. Quizás más el primero que el segundo. ¿Pero en las casas donde no hay ni lo uno ni lo otro? Ahora pensemos en los municipios ubicados muy lejos de un río o de una laguna o del mismo mar. ¿Cómo la pasan con la escasez de agua y los racionamientos? Aquí al menos tenemos el río Sinú y algunas ciénagas que han sobrevivido a la masacre del hombre. Y tenemos también a Urrá. Tocará buscar otras tierras en la montaña donde la temperatura es más amable. O esperar que el hombre no siga acribillando a la naturaleza como hasta ahora desmedidamente lo ha hecho. O aguantar las incomodidades, pese al calor.