Montería.- «Las esculturas y los monumentos que se levantan en Montería -según el periodista y profesor universitario, Ramiro Guzmán Arteaga- semejan espectáculos muertos, vacíos y espectrales. A pesar de todas las explicaciones posibles del Gobierno local y de la intención de los artistas plásticos para hacerlas ver como productos creativos, la ciudad parece criticarlas y en otros casos ignorarlas desde la contrabarrera de ambos».
Esta reflexión se la hacen muchos ciudadanos en momentos en que acaba de inaugurarse hace menos de tres semanas, el monumento al porro y la plaza cultural del Sinú, que lo sustenta.
La esencia de este ritmo está entrañablemente ligada al pueblo y pueda ser que esta vez se acierte. «En Montería esculturas en honor a la paz, a la ganadería, a la tolerancia y hasta a la hidroeléctrica de Urrá, generaron en su momento polémicas derivadas de su interpretación, añade Guzmán». El alcalde Carlos Correa dijo que este espacio será propicio para rememorar muestras artísticas y musicales de nuestra región. De todos modos, una ciudad con monumentos gana puntos
