Doy testimonio de su vocación arrasadora desde que me presentó aquella crónica sobre el roble que creció al lado de la tumba del poeta Raúl Gómez Jattin, en el cementerio de Cereté.
Diana Estrella Castilla es una comunicadora social periodista que empieza a brillar en el campo de literatura y el periodismo. Lo digo no solo por haber sido su profesor durante cuatro semestres de periodismo en la Universidad del Sinú Elías Bechara Zainúm, sino porque sus méritos en el mundo de las letras le han merecido ser incluida en la Antología de “Nuevos escritores del Caribe Colombiano”, publicada por la editorial canadiense “Lugar Común”. Diana no pertenece a esa generación de la literatura light que solo busca protagonismo y que escribe con un mínimo de esfuerzo intelectual. Por el
contrario, sus crónicas tienen una estructura que las hace resistentes al tiempo y que ya le permiten ser destacadas en El Espectador, El Tiempo, y la revista Don Juan. Además, se graduó con la monografía “La memoria de Córdoba también se escribe en crónicas”, la cual recibió mención de honor de quienes hicimos parte del jurado. Actualmente cursa maestría en periodismo en la Universidad de los Andes.
Doy testimonio de la vocación arrasadora de Diana desde el día que me presentó aquella crónica hermosa sobre el palo de roble que creció al lado de la tumba de del poeta Raúl Gómez Jattin, en el cementerio de Cereté, una auténtica pieza de periodismo literario.
No soy quién para decidir sobre el éxito de una persona en el complejo mundo de las letras pero conociendo los textos de Diana puedo decir que no son producto de las agencias publicitarias, que tanto daño le hacen a la literatura, sino que el universo que ha empezado a construir es la prueba de resistencia para demostrar
que Córdoba es el departamento que más talento cultural y literario produce por kilómetro cuadrado en el país.