Córdoba tiene edén al borde de la selva

La «semilla» que sembró la empresa Urrá en el alma de muchos hombres desperdigados en segmentos de jungla y de colonización, está germinando con fuerza y optimismo, al hallar caminos nuevos de desarrollo, trabajo y progreso. 

Desde este muelle salen bicicletas acuáticas, paseos en lancha por el lago; en tierra firme paseos a caballo, camping, visitas al Mariposario, la estación piscícola, el arboreto y otros sitios de mucho encanto y belleza.
Se puede llevar carpa o alquilarla allí. A corto plazo, se construirá un hospedaje con todas las exigencias del ecoturismo y sin perder la esencia del lugar.

Parque Ecoturístico del Alto Sinú, Tierralta, Córdoba.- No muy lejos de este lugar, está la selva cordobesa resguardada con la amable complicidad de los embera katíos y las altas cumbres de la cordillera Occidental que remata en el parque nacional natural Paramillo para disgregarse en Córdoba bajo la forma de tres serranías; otra gran área es manejada por Urrá para dar asiento a su embalse de 7.400 hectáreas y a su hidroeléctrica de 340 megavatios; mucho más cerca están las 24 guartinajas en cautiverio que la Fundación Omacha intenta proteger y reproducir, es la misma especie que tiempos atrás se pavoneaba abundante y oronda por toda la tierra americana; a pocos metros de sus habitats está el semiabandonado Mariposario que tuvo que abrir sus mallas para liberar a las mariposas que aún quedaban, cuando sobrevino una crisis por falta de recursos económicos en la administración anterior; no muy lejos está el arboreto que construyó Urrá para recoger semillas y plántulas de todas las especies que pudieran estar en peligro, al momento de llenarse el embalse, desde agosto de 1998. Nos falta mencionar la estación piscícola y Ecolagos, donde se produce tilapia roja y se encuentra un restaurante con lago para recreación y camping. Todo este conjunto de lugares y otros más, se llama Parque Ecoturístico del Alto Sinú. Ecolagos es su figura emblemática y Ecorel, la empresa que los arropa. Nacieron bajo la sombra amiga de la empresa Urrá, que los respaldó, los impulsó, les enseñó a caminar por nuevos senderos de desarrollo, hasta que pudieron andar por su propia cuenta. «Ecorel tiene un significado grande de desarrollo y paz, principal anhelo de nuestra región y a propósito del postconflicto que se nos vino encima; creo que somos parte del cimiento del proceso de paz», sostuvo José Martínez, gerente y representante legal de Ecorel.


Añadió que en el momento la empresa es autosostenible, participa cada año en la vitrina comercial de Anato, pero requieren de mayor apoyo del Municipio, el Departamento y la Nación. Quieren avanzar en la obtención de beneficios para la comunidad ypara los 25 socios que conforman el proyecto; ofrecer recorridos bajando por el río Sinú, canoas para deportes extremos, motos acuáticas, canotaje y piscina. Y nadie duda que lograrán posicionarse más porque estar al borde de la selva exótica y exuberante es el mejor imán ecoturístico del mundo por encima de la torre Eiffel, el Arco del Triunfo o el Gran Cañón.

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