Durante su intervención en el auditorio de la CVS, y en presencia del Minambiente saliente Gabriel Vallejo; del gobernador de Córdoba y del alcalde de Montería, el director de dicha corporación regional autónoma, José Fernando Tirado, remató su intervención con una frase sonora: «Por una Córdoba hídrica y biodiversa».
Para quienes hemos seguido muy de cerca durante los últimos 20 años el infame proceso de desecación de ciénagas, la eliminación de todo espejo de agua que servía de amortiguación en tiempos invernales y evitaba las inundaciones de hoy, esta expresión nos sonó rocambolesca. Porque la verdad monda y lironda es que pasaron numerosos directores de la CVS y ninguno pudo -o no quiso- atacar de raíz el proceso de destrucción de los humedales. Y los resultados son, en el caso de los directores de la CVS, utilizar un lenguaje que comienza señalando la sensible posición geográfica de Córdoba frente al mundo y frente al cambio climático y de los fenómenos del Niño y la Niña; subrayar luego, la serie de estudios adelantados y la «puesta en marcha» de acciones para contener los males y añadir el montón de cosas que se harán para que todos vivamos felices pero deforestados, erosionados, contaminados y con el agonizante final del recurso hídrico.