Las artimañas de Nicolás Maduro y sus secuaces para mantenerse en el poder, están llevando a Venezuela a unas situaciones tan críticas, que en muy poco tiempo va a desencadenar una guerra civil. Es inexplicable la falta de misericordia para con su pueblo que día a día sufre las consecuencias de sus desaciertos, los que ya tienen a Venezuela como el país más pobre de América, cuando podría ser el más rico del mundo. Es dramático ver por las redes sociales, madres implorando por medicinas para sus hijos enfermos, ya próximos a morir y al pueblo desesperado haciendo largas colas y gritándole a rabiar, que los está matando de hambre. Cómo es que se niega a recibir la ayuda en alimentos y medicinas, que están dispuestos a brindarle muchos países, para calmar la escasez reinante de estos elementos en su país.
Con toda razón la oposición, por el camino de la legalidad, está tratando de sacarlo del poder, por intermedio del referendo revocatorio, pero Maduro y sus compinches, no han permitido que el CNE(concejo nacional electoral) convalide las casi 2 millones de firmas legales que presento la asamblea nacional, aduciendo que el 40 por ciento de estas firmas son falsas y que por lo tanto no puede haber referendo revocatorio este año.
Todas estas argucias desesperan cada vez más al pueblo venezolano, el que no puede comprar lo que desea con el mísero salario, el más bajo de América Latina, de ahí la hambruna del pueblo.
Ya los médicos se han hecho sentir, pues no tienen en los hospitales insumos para atender a los pacientes y varios de ellos han dicho públicamente, que son muchos los muertos por falta de medicinas. Igualmente varios generales del Ejército, viendo la debacle de su país, le han pedido la renuncia, pero nada vale: lo que se viene es la guerra civil. Nicolás Maduro recuerda: “un fruto maduro que dura mucho tiempo, se pudre y cae solito”.