Patriotismo mediocre

Los guatemaltecos carecemos de identidad y de sentido de pertenencia y eso nos importa un comino. Pero eso sí, después del Real Madrid y del Barcelona le vamos con todo a la selección nacional de fútbol y que no se metan con nuestra bandera autografiada por Ricardo Arjona y Jimmy Morales.

Cuando se acerca la bulla del mes de la patria, en las vísperas del 15 de septiembre, lloramos de emoción, de alegría y orgullo viendo desfilar las bandas estudiantiles, rezago de imposiciones militares en el país y una clara apología a la invasión al continente por atracadores españoles. ¿Qué es la Independencia en Guatemala? Tan mediocres somos que permitimos que el sistema de educación imponga concursos de belleza entre las niñas en las escuelas, y las sexualizamos y ponemos a desfilar en traje de baño, de noche o las “disfrazamos de inditas” para que modelen un traje típico; y elegimos a la más bonita para que represente a la escuela en las actividades inter escolares del mes patrio. Damos con esto, seguimiento a un sistema que nos impone estereotipos y patrones patriarcales que solo ven a la mujer como objeto de explotación por su cuerpo y apariencia física. Y lo más cruel: desde la infancia. Aplaudimos a las bastoneras entre más corta tengan la minifalda y más pierna enseñen y nos desvivimos con las bandas escolares interpretando melodías militares. Para nosotros eso es la patria: una bandera autografiada, un desfile escolar y cientos de niños y adolescentes marchando bajo el sol. ¿Y los otros, y los analfabetas que no tienen oportunidad de ir a la escuela? ¿Qué son esos niños para nosotros, son parte también de la patria? ¿Bajo qué parámetro?
Yo toqué redoblante y bombín en la banda del colegio Galilea y nunca supe por qué lo hacía. Nos decían que era celebrar la patria. Y también corrí kilómetros y kilómetros con la antorcha de independencia. Nunca supe por qué lo hacía. Me dijeron como a todos que era para celebrar la patria. Nunca me dijeron qué era la patria y por qué la celebrábamos de esa manera. Las preguntas me las hago hoy como deberíamos hacérnoslas los adultos que permitimos que nuestros niños sigan creciendo con los mismos patrones con los que nos borraron la memoria histórica, la identidad y el sentido de pertenencia.
¿Qué es la patria? La patria es conciencia de clase, sensibilidad ante el dolor ajeno e integridad individual y colectiva. Son nuestras manos juntas trabajando para reconstruir el tejido social, es la libertad de los niños jugando en lugar de trabajar, de las niñas jugando en lugar de ser violadas y embarazadas ante nuestra doble moral. Son nuestros abuelos viviendo su vejez en la tranquilidad de un sistema incluyente y justo. Es el derecho al aborto. El derecho de amar a quien queramos sin que se nos juzgue, castigue, discrimine o asesine por ello. Es, el derecho al matrimonio igualitario. La patria la hacemos todos en la construcción social de un país donde se pueda vivir en libertad, con la seguridad de tener un sistema y gobierno que en lugar de robar y oprimir invierta en el desarrollo integral de los ciudadanos.
La patria es la familia en todas sus formas; la oportunidad a una vida integral. Es la defensa de la tierra u la limpieza del agua y de los ríos. Son los niños viviendo bajo un techo y no en las calles o basureros. Son los anhelos, es la belleza de las flores del campo reverdeciendo en la libertad de la herencia campesina, y no muriendo en la explotación minera. Es un país sin explotación laboral y sin explotación sexual. Es el acceso a la salud y a la educación. Son las clases de formación musical y educación física cinco días a la semana en las escuelas públicas, urbanas y rurales. Es la felicidad de una sociedad sana, consecuente y humana, la entereza de ver al otro de frente y de tenderle la mano si necesita ayuda, sin pedir nada a cambio como pago, hacerlo porque es el deber humano. La patria es una universalidad y tiene una sola bandera: la de la paz y la libertad. La patria está en nuestra voz que denuncia y reclama los Derechos Universales de todo ser humano. Que reclama un alto a la injerencia extranjera que llega para asaltar y oprimir. Es una flor de cordillera al atardecer. El llanto de un niño que llora de hambruna, una madre en desnutrición.
Hoy, aquí, en nuestras circunstancias como sociedad: excluyente, clasista, racista, homofóbica, corupta y de doble moral, no tenemos derecho alguno a mencionar la patria y llevarla como nuestro estandarte. No estamos a su altura, lo que sí podemos hacer es comenzar a trabajar en cambiar los patrones y el sistema, para que un día podamos sentirnos dignos de Guatemala y nos merezcamos ser sus hijos.

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