Un acuerdo que aún adolece de fallas estructurales.
Cada vez me convenzo más que el presidente Juan Manuel Santos nos va a llevar en poco tiempo, al hambre y la ruina que padece actualmente, nuestra hermana Venezuela.
Por segunda vez hizo el oso mundial, con 8.000 invitados en el teatro Colón, de firmar con el jefe de la narcoguerrilla Timochenko, un nuevo acuerdo de paz, sin que se haya refrendado y así sea que el Congreso lo refrende, es un acuerdo que aún adolece de fallas estructurales, que fácilmente pueden generar graves problemas sociales y económicos, debilitando el proceso de paz.
Lo he dicho y lo vuelvo a repetir; no soy uribista. Soy un ciudadano común y corriente y apolítico, que se preocupa por el futuro de nuestra patria. Me acuerdo de todas las falsedades de los negociadores de las Farc en La Habana, que mientras hablaban de paz por 4 años, ordenaban a sus sanguinarios guerrilleros en Colombia, a matar soldados, policías y civiles que se atravesaran en su camino, a tomar a sangre y fuego poblaciones enteras y a destruir la infraestructura eléctrica y petrolera del país y mientras más daño hacían, más gabelas les daba Santos para vincularlas al acuerdo de paz.
Ya vimos cómo el pasado acuerdo firmado con Timochencko el 26 de septiembre, el mismo que el presidente Santos anunció con este término de nuestro himno nacional “cesó la horrible noche” y que por fin había llegado la paz después de 52 años, porque era el mejor que nos garantizaba una paz estable y duradera, y ya fue a parar a los cajones de la basura, porque resultó que no era el mejor y que había que modificarlo. Pues bien, ya supuestamente se le introdujeron las modificaciones que exigieron los opositores y ya, sin que se haya refrendado, se firmó el nuevo acuerdo de paz, con la certeza de que el congreso lo va a aprobar, para proceder a su implementación.
Si esto se da, esperemos que nuestro pueblo lo sepa acoger, si realmente nos va a deparar un futuro en paz o rechazarlo nuevamente para que no nos toque vivir el drama que está viviendo actualmente el pueblo venezolano, que ya, hasta las madres están abandonando a sus bebés, para no verlos morir de hambre por culpa de Maduro y su política castro-chavista.