Trump-ada a globalización

Con su conocida altanería notificó al mundo entero que había llegado la  hora de poner a todos  en su sitio.

Llegó el 20 de enero y se cayó el telón que ocultaba a los actores de la nueva tragicomedia, en el espectáculo más visto, por estos días, por la televisión planetaria.
Un típico “gringo” de cachetes colorados y pelo rubio, se mostró al mundo con una actitud arrogante y pendenciera, expresando su añoranza de los viejos tiempos del oeste americano.
Sus hijos, producto de un matrimonio con una inmigrante, se mostraban sorprendidos ante el escenario que se presentaba frente a ellos. Sorpresa que se acrecentó 24 horas después de la posesión de su padre como el 45º presidente de los Estado Unidos, cuando en el patio trasero de la Casa Blanca comenzaron a desfilar miles de mujeres, cuyo eco se expandió por todo el mundo, rechazando la presencia de su padre como presidente de los norteamericanos.
Llegó, igualmente, el momento esperado. La intervención del exitoso empresario del milagro americano. Con su conocida altanería notificó al mundo entero que había llegado la hora de poner a todos en su sitio, ya que se disponía a “recuperar la grandeza de los Estados Unidos”: Reconstruyendo la nación, fortaleciendo su ejército, defendiendo únicamente sus fronteras, construyendo muros como el de México que pagarán los
mexicanos para evitar la llegada de mestizos, negros e indios -ladrones, violadores, viciosos, haraganes-, produciendo y consumiendo únicamente estadounidense. Generando empleo como nunca se había visto mediante las obras públicas: carreteras, puentes, aeropuertos, ferrocarriles, puertos, caminos, para repartir el bienestar acabando con la chachara de los políticos corruptos de Washington que se han enriquecido a costa de los ciudadanos nacionales. En pocas palabras, «América para los americanos, lejos de la prensa manipuladora y mentirosa».
Qué paradoja. En el epicentro del capitalismo generador de la globalización fiinanciera, bancaria y de comunicaciones Trump exalta todo lo que los “beneficiarios de la globalización condenan: proteccionismo, cierre de frontera, e intervencionismo de Estado.
Las reacciones no se han hecho esperar, dentro y fuera de los Estados Unidos, ya que en su primer día en la Casa Blanca, Trump, de un plumazo, sin debate alguno, borró de la historia de ese país la política de salud construida a lo largo de varios años por el presidente Obama, con lo que el señor Trump, envía su mensaje: «Vamos en serio con lo que hemos prometido».

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