Una manera, entre las numerosas existentes, de golpear las EPS el bolsillo del pueblo, especialmente de la clase media, es con las medicinas. Y no se salva ninguna.
Si se trata de una droga cara, te ponen a hacer odiosos trámites para que te entreguen la orden de reclamarlas. Tal parece que te quieren vencer a punta de vueltas y revueltas para que desistas de tu derecho a reclamar lo que te corresponde. Cuando ya tienes esa orden, corres el riesgo al llegar a la ventanilla, que te digan: «esa droga está agotada, venga la semana entrante» o «esa droga hay que solicitar su aprobación en Bogotá».
Pero también puede ser un medicamento inocuo. Muchas veces el usuario debe tomar cinco pastillas para evitar una infección. Para reclamarlas debe cancelar una cuota de $11.300. Pero si averiguas su precio en una farmacia particular, su valor es menor de la mitad. En otras palabras, si te formulan un sobre de 10 pastillas de Acetaminofen, por ejemplo, que cuesta mil pesos en una farmacia cualquiera, en tu EPS te cobran $11.300 ¡Vaya manera de robarle la plata a Pedro Pueblo!
Pero hay más. El médico te formula durante seis meses un medicamento que debes tomar diariamente. Viene en sobres de 28 pastillas. Cada mes te entregarán un sobre de 28 pastillas y dentro de seis meses te faltarán 12. La pregunta del millón: -¿Por qué no entregan las 30 pastillas cada mes? ¿Por qué no conminan al laboratorio o laboratorios respectivos a producir sobres de 30 pastillas? ¿Cuánta plata se embolsillan las EPS mensualmente mediante este inocente sistemita? ¿Quiénes son los cómplices? ¿Por que la Super Salud no investiga estas anomalías y castiga ejemplarmente?