Corantioquia atraviesa por un momento estelar. Su ofensiva para mejorar las aguas de ríos y quebradas en 80 municipios de Antioquia, es evidente y para rescatar espejos de agua que en el pasado sustrajo la ambición de grandes hacendados y agricultores. «El carro ya no es estatus».
Medellín.- El director de Corantioquia, Alejandro González Valencia, reconoció que en toda Antioquia hay exceso vehicular como buses, camiones, volquetas y automóviles, que contribuyen a estimular la contaminación del aire en perjuicio de la salud de los seres humanos. Por eso hizo la salvedad que es necesario desarrollar otros proyectos de transporte que permitan la navegabilidad en los ríos, el uso de los ferrocarriles y contar con mejores sistemas de transporte público como más metros, más metrocables y más tranvías que movilicen a los ciudadanos a cualquier parte de la ciudad o del departamento.
Aunque a paso de tortuga, el Gobierno central promueve el retorno del tren en todo el país y para ello ha abierto servicios -principalmente de carga- en varios tramos de gran importancia económica. Pero aún no se cuenta con el servicio nacional de pasajeros que conduzca por ejemplo, desde el interior del país hasta la Costa Caribe, como antaño lo hicieron los Ferrocarriles Nacionales y el Expreso El Sol.
De igual modo se trabaja también en medio de altibajos, en la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, pero es menester que se inicien gestiones en el San Jorge, en El Cauca, en El Sinú, que permitan la descongestión de las troncales existentes y el flujo vehicular en las ciudades.
El diálogo de este periódico con González Valencia se produjo a propósito del reciente foro ambiental cumplido en esta ciudad y auspiciado por Corantioquia y la Corporación Universitaria Lasallista.
La labor de la entidad autónoma es amplia y prolífica y cada día se posicionan más sus proyectos y ejecutorias en especial a través del programa bandera Piragua, que permite el contacto directo con comunidades rurales y urbanas de 80 municipios antioqueños. González Valencia recordó que hace tan sólo cinco años la cobertura alcanzaba cuatro municipios.
«El programa de los piragueros, que es nuestro programa integral de monitoreo del agua es muy especial porque tiene más de 2.228 personas voluntarias que a través de grupos aprenden a medir la lluvia, los caudales y la calidad del agua», precisó el titular de Corantioquia. Este programa también cuenta con una red de monitoreo automático, compuesta por 82 pluviómetros, 26 limnímetros y un sensor de humedad, los cuales se hallan instalados a lo largo de la jurisdicción de Corantioquia y arrojan datos en tiempo real que alimentan el sistema de información del recurso hídrico. Pero veamos qué es lo que hace exactamente Piragua: -Medición, análisis, interpretación y espacialización de los datos de lluvia capturados en los lluviómetros (pluviómetros).
-Aforo de la cantidad de agua en cuencas que prestan un servicio ambiental para la comunidad. -Monitoreo de la calidad fisicoquímica y microbiológica de las corrientes de agua. -Monitoreo de la calidad hidrobiológica del agua.
-Gestión comunitaria del riesgo.
González Valencia, aunque sueña con llegar a cada una de las veredas y corregimientos de los 80 munipios, recomienda que se involucren cada vez más las administraciones municipales, los sectores productivos y educativos.
Frente a las medidas restrictivas de la movilización vehicular en Medellín para reducir la acción contaminante sobre el aire, subrayó que «tenemos que cambiarle la cultura a la gente que siente que hay que tener un automovil particular como simbolo de estatus y ascenso social. Eso no es cierto. Eso ya pasó de moda. Es mejor transformar la cultura de las personas para que sepan que no tenemos que depender del automovil para todas las actividades».
En cuanto a Caucasia, el director de Corantioquia destacó tres aspectos esenciales sobre los cuales se trabaja actualmente «1) Colectores de aguas residuales en el caño El Silencio, que ya terminamos con aportes de más de 900 millones de pesos 2) Adquisicion de una sede propia cuya inversión supera los mil millones de pesos. 3) Cada año venimos haciendo convenios de limpieza de caños. Pero tristemente más nos demoramos en limpiarlos que la gente en volver a ensuciarlos arrojando basurars sistemáticamente. Las comunidades también tienen una responsabilidad en la conservación del medio ambiente. Eso se llama corresponsabilidad».