Montelíbano, Córdoba.- Desde los tiempos de los abuelos se decía eso, pero para el caso de los hijos de Montelíbano el paso logrado es más que un doctorado. Es el resumen de un largo esfuerzo que comenzó cuando alguien les dijo en casa a muchos hijos de campesinos, jornaleros que había posibilidades no solo de terminar el bachillerato sino de adelantar una carrera profesional. El sueño empezó ahí y en estos días de mediados de febrero se cumplió el anhelado momento de la graduación. Detrás de esta historia está la empresa que desde hace más de 30 años extrae el ferroníquel de un encumbrado monte llamado Cerro Matoso. Y el ejecutor ha sido el presidente de la compañía Ricardo Gaviria Jansa al entender que ellos se llevan una riqueza y una fuente de trabajo, pero dejan preparado para el futuro a muchos hijos no solo de campesinos y jornaleros sino de indígenas y afrodescendientes, asentados todos en la zona de influencia de la bendita montaña. Por eso en estos días de febrero la celebración es unánime: Por los que egresaron en años recientes, por los que se graduaron hace pocos días, y por los que faltan por coronar esa aspiración. En total fueron 23 jóvenes esta vez que compartieron con su familia, con sus amigos, con trabajadores y empleados de la empresa y naturalmente con sus directivos en el Club Katuma de Cerro Matoso. Los graduados están conformados por una ingeniera industrial, 3 trabajadores sociales, una comunicadora, 2 psicólogos, una administradora de empresas, un auxiliar de enfermería, tecnólogos en gestión de recursos naturales, sistemas electromecánicos, mecánica industrial, atención hospitalaria, gestión contable y financiera, construcción, gestión integrada de calidad, sistemas de gestión ambiental, técnico en atención a la primera infancia, en cocina y gestión de eventos. El programa de Cerromatoso en beneficio de estos jóvenes ha sido admirado y reconocido por la empresa privada y el gobierno en todo el país. Y envía un claro mensaje a otras compañías extranjeras y nacionales que a esta hora explotan en diferentes sitios del territorio nacional, petróleo, gas, carbón, oro y otros recursos naturales que al concluir su explotación dejan a los pueblos en la ruina, sin trabajo y sin sus recursos. En cambio, cuando se vaya esta compañía, quedará indudablemente un recuerdo y el sello de su impronta. El programa educativo de Cerromatoso continuará. Aún restan cerca de 80 jóvenes por obtener su diploma en pocos años. Se repetirá otra vez la escena que, según un entusiasta observador, cada muchacho llegará a casa, diploma en mano, le abrirán la puerta y sin ocultar su orgullo en el rostro les dirán a su progenitor: “Papá, ya soy doctor”.