Murió Genaro Pérez

Ingresa otro prohombre al Olimpo de los grandes forjadores del pueblo antioqueño

Medellín.– Cuando se embarcó en la gran aventura de reivindicar y hacerle justicia al gremio de los pequeños y medianos productores de leche, no tenía un solo peso en el bolsillo, pero en cambio su inteligencia visionaria y audaz sabía cuál era el norte al que, 50 años después convirtió en un imperio su gran testimonio de trabajo y legado definitivo. Oriundo de Entrerrios desde el cual se divisa la piedra del Marial, prima hermana de la piedra El Peñol y Guatapé, Genaro Pérez viajó a Medellín a estudiar medicina veterinaria. Fue concejal, diputado, representante a la Cámara, secretario de Agricultura de Antioquia, director del Zooprofiláctico y profesor universitario, desde muy pequeño se encariñó con la actividad lechera, conoció las desventajas de los pequeños productores a la hora de vender; el empobrecimiento que padecían y las pocas garantías de que disfrutaban. La creada cooperativa lechera de Antioquia propendía por nivelar la balanza. Pero ésta cada día languidecía por falta de recursos. Allí comenzó el reto del joven profesional; llevó al ministro de Agricultura Hernán Vallejo Mejía a conocer la problemática; tocó puertas, siguió llevando gente influyente a las zonas lecheras y en poco tiempo maduró el proyecto de tener su propia procesadora de leche. Desde entonces empezó a crecer Colanta hasta convertirse en la gran empresa que hoy es. Genaro había superado los 95 años de edad y su gran obra ya estaba culminada. De cuando en cuando iba a una planta en Bogotá o en Yarumal o en Medellín. Miraba, pensaba, y daba órdenes nuevas. Era feliz haciéndolo. Por eso alguien dijo que Genaro no tenía sangre en las venas sino leche de vaca.

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