Por amor al arte
Para Jorge Zea hay una carga de recuerdos en sus 80 años vividos. Recuerdos que incluyen su niñez y su juventud cuando se bañaba y pescaba en el río Cauca y sus pequeños afluentes. una época durante la cual se podía salir de noche al monte o la ciudad con la seguridad de volver sano y salvo. Eran los tiempos en que aún no había carreteras y la navegación se hacía por el rio Cauca desde Barranquilla, Magangué hasta Caucasia y Puerto Antioquia. También la bonanza de la producción platanera, arrocera y pesquera. Sentado en una mecedora sus amigos sorprenden a este Caucasiano masticando los tiempos idos. También el recuerdo cuando voceaba las películas de estreno del teatro la playa de su papá Horacio y de su tío Arturo Zea.
De la noche a la mañana se volvió empresario de artistas y trajo a Alfredo Gutiérrez, Fruko y sus Tesos, Alejandro Durán, Lisandro Mesa y muchos más al estadero Noches de Hungría. Pero desde mucho antes ya había incursionado en la radio desde donde promovió muchas campañas cívicas. Tantos años después y aún conserva su programa en Caucasia Estéreo. Al morir el inolvidable Reinaldo Gonzales organizador de la primera Tuna Tambora, se comprometió en no dejar caer la agrupación que rescataba una tradición del Bajo Cauca. La Tuna tiene hoy por hoy 17 damas mayores de 60 años en adelante y son un verdadero espectáculo que recuerda sus cantos y bailes de pueblo en pueblo. Esto le ganó un reconocido homenaje hace varios años por parte de la Alcaldía que le otorgó medalla, mención de honor y una placa recordatoria por no haber dejado morir al grupo musical. Jorge todo esto lo hace por puro amor al arte ya que no recibe ningún tipo de salario o sueldo, con excepción de algunos limitados recursos para vestidos y viáticos.
Una obra real
El ingeniero Eléctrico monteriano Alfredo Solano Berrío salió por la puerta grande de la empresa Urrá hace pocos meses después de renunciar de su cargo para entrar a disfrutar de su jubilación. A Solano Berrio le tocó bailar largo tiempo con la más feas y cargar con pecados ajenos. A sus espaldas los politiqueros prometían energía barata y gratis en Córdoba para ganar indulgencias y votos con padre nuestros ajenos y le tocó sortear con paciencia jobiana, tacto e inteligencia reclamos de indígenas enveras habitantes naturales del alto Sinú, donde se construía la futura central hidroeléctrica y se envasaban 750 mil hectáreas. tuvo que dar la cara frente al traslado de colonos, indemnizaciones y compensaciones. Y le cayó medio mundo de ambientalistas quejándose contra el atentado por culpa de la obra. Hoy Córdoba disfruta de una hidroeléctrica que genera 260 MW, regula las inundaciones periódicas del rio Sinú, los contornos de la represa se han recuperado de flora y fauna. Para bien o para mal es una obra que se mira con orgullo. Y el primero en hacerlo es el propio Solano Berrío