Un cese de actividades forzoso que sorprendió a toda la región.
Caucasia.- (Envío especial) Los habitantes de los 6 municipios que conforman el Bajo Cauca antioqueño acataron a regañadientes la orden de toque de queda ordenada por el grupo de Los Caparros, que opera en la casi totalidad de los municipios de esta subregión. La orden de cese de todo tipo de actividad fue impuesta como retaliación por la muerte de su exjefe, alias Caín o Pilatos. En consecuencia, el comercio se mantuvo cerrado igual que las residencias desde las 6 de la mañana del pasado 20 de noviembre hasta las 6 de la mañana del 23, cuando se reinició la actividad general. A pesar de que el Ejército Nacional anunció seguridad para la movilidad en la troncal occidental durante el paro, en Puerto Bélgica fueron impactados con armas de fuego varios vehículos, lo que ocasionó el cierre provisional de la vía. El sábado 21 en El Bagre fue lanzada una granada contra un establecimiento comercial y fue asesinada una persona en otro hecho aparte.
“El miedo le pudo a la gente”, dijo Luis Fernando Suárez, secretario de gobierno departamental en la única declaración oficial de las autoridades, ya que ni el Gobernador de Antioquia, ni el alcalde de Caucasia, se pronunciaron al respecto. El Ejército informó que fueron capturados dos supuestos miembros de Los Caparros, acusados de haber disparado contra los vehículos en Puerto Bélgica. Lo cierto es que la comunidad está indignada por lo sucedido, donde quedó demostrado el poder que ejerce dicho grupo armado en el Bajo Cauca. En la zona también operan paramilitares del llamado Clan del Golfo, guerrilleros del ELN y fracciones armadas de las disidencias de las Farc. La situación es más tirante a partir de Tarazá hasta Puerto Valdivia donde se han presentado durante los últimos meses asesinatos de campesinos, de niños, desplazamiento y extorsiones a granel.