Peligran 1200 toneladas de ñame

Una hectárea puede producir hasta 16 toneladas. Hasta mediados de agosto Moñitos disponía para vender cerca de 1200 toneladas.

Moñitos, Córdoba.– Agricultores y cultivadores de ñame de esta localidad adelantaban desde hace varias semanas, ingentes esfuerzos para buscar mercados a una producción de 1200 toneladas provenientes de la cosecha de este año. Uno de los principales voceros del gremio, Gilberto Arrieta, dijo que desde comienzos del mes de agosto se vienen haciendo llamados al ministerio de Agricultura y a las autoridades del mismo sector en este departamento, para lograr materializar contactos comerciales de dentro o fuera del país. “Si no se concretan estas gestiones, a partir de septiembre se descartará la extracción del producto, se pudrirán y habrá que esperar un año para que retoñen nuevos frutos”, dijo Arrieta.

La producción de ñame de este municipio costanero de Córdoba se convirtió en una de sus fortalezas agrícolas. Sin embargo, como en otras ocasiones pasadas, ha lanzado un SOS para que tanto las autoridades municipales como nacionales le presten mayor atención en el proceso de comercialización de este tubérculo hacia capitales de la Costa Atlántica y de uno que otro del interior del país. La alarma fue encendida desde hace varias semanas por el señor Gilberto Arrieta, uno de los principales cultivadores. Moñitos tiene 43 años de vida municipal, 9 corregimientos y está ubicado al noroeste del departamento a orillas del mar caribe y 32mil habitantes. Gilberto Arrieta, quien también es concejal del pueblo, explicó que en estos momentos hay un sector con parte de la última cosecha sin recoger, y en otra área hay también ñame sembrado cuyo tiempo de recogida ya pasó. A estos cultivos se les denomina “cosechados” porque empiezan a pudrirse y hay que esperar el nuevo ciclo para que retoñe y produzcan de nuevo. “Cuando se tienen por ejemplo 100 quintales de ñame para recoger y vender, el agricultor va buscando otro lugar para sembrar de nuevo”, dijo. La preocupación reinante es que faltan pocas semanas para recoger la cosecha y evitar otra pudrición. Específicamente los sitios de mayor producción se encuentran en la zona de El Cedro vereda del mismo nombre; a esta región pertenece El Tigre, Murcielagal, Piedras Blancas y El Consuelo; Las Mujeres y otros porque según Arrieta se puede ocupar con este cultivo de 1000 y hasta 1500 hectáreas. Como quien dice, no hay que sorprenderse si en el patio de una casa campesina, se encuentren numerosas matas de este solicitado alimento. Pero puede ocurrir también que cuando no se logra comercializar oportunamente la cosecha, aunque se siga sembrando, el área ocupada sólo sea de 750 hectáreas. Los mercados predilectos del ñame de moñitos y de otros municipios que lo circundan son Montería, Barranquilla, Sincelejo, Cartagena, Valledupar y Medellín. Sin embargo, la época dorada de este producto alimenticio ocurrió cuando desde estos lugares de producción salían camiones-jaula repletos de ñame con destino directo a diferentes ciudades de Venezuela. Buenos precios, buena aceptación, pago inmediato y todo sobre ruedas. Pero desde que Colombia rompió relaciones con el hermano país por razones estrictamente políticas entre los muchos que están llevando del bulto, están los cultivadores de ñame de Moñitos. Numerosos comerciantes e industriales colombianos también han sufrido los rigores del cierre de la frontera. El ñame que se produce en esta jurisdicción es de la llamada variedad Diamante, también la criolla o Pico de Botella; de igual modo, el ñame de espina hace parte de las cosechas anuales y su recolección ocurre durante el verano de los primeros meses del año; Consta de dos clases: el tradicional y el mejorado. Su destinación es muy clara para preparar el tradicional mote de queso y el infaltable dulce de ñame al llegar la semana santa. Aunque hay una variedad del Diamante que al partirlo en dos adquiere una coloración de color café claro y que no gusta a algunas amas de casa. Este producto mantiene sus seguidores y los que siembran los prefieren por su resistencia. Pero en conclusión la preferencia general y la mayor producción siguen siendo del Diamante. Esto permite que también exista un grupo de intermediarios que compran grandes cantidades, llenan varios camiones y se llevan el producto para revenderlo en las capitales mencionadas o en municipios intermedios como Chinú, Corozal, Cereté, Sahagún, Sabana Larga y otros. Normalmente guardan durante varias semanas hasta que pase el furor de la cosecha y lo venden luego a precios más altos. Por lo demás la pandemia produjo otras novedades. Los campesinos redoblaron las siembras y luego vino una escasez estimulada por el paro nacional. Las ciudades perdieron poder adquisitivo al quedar mucha gente sin trabajo. A esto se añadió la falta de movilización del transporte a nivel nacional. Entonces Moñitos quedó con producción excesiva y ahí fue Troya. El agricultor y concejal Gilberto Arrieta sostuvo que lo que se necesita ahora es solicitarle al gobierno central que el ministro de Agricultura establezca una mesa de trabajo en la zona afectada de Córdoba porque hay otros municipios afectados como Lorica, de menor producción. Además en el primer semestre de este año hubo un ataque del ratón de monte, que penetra el tubérculo y empieza a comérselo y a inutilizar el cultivo. Este roedor destrozó cerca de mil toneladas en el semestre pasado y ahora nos queda lo que falta de agosto para colocar en el mercado la cerca de mil toneladas que de no sacarse quedarían allí, se pudrirían y habrá que esperar hasta el año entrante cuando vuelvan a retoñar. El llamado al gobierno es de urgencia para que intervenga cuanto antes y se logre comercializar la cantidad citada. Arrieta aprovechó la ocasión para precisar que Moñitos dispone también de unas 6mil hectáreas de tierra cultivadas en plátano, cultivo que ha sufrido problemas similares en la comercialización y debido a los altibajos del verano, en la producción final. Lo cierto es que esta zona cordobesa no ha contado con la ayuda necesaria de parte del Estado. Los agricultores arriesgan trabajo, recursos, esfuerzos e invocan en cada cosecha al espíritu santo para que haya buen clima, buenas lluvias, buena producción y buenas ventas.

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