Caucasia.- Con cerca de medio siglo de trajinar en la explotación aurífera del Bajo Cauca Antioqueño, Fabio Builes tiene argumentos necesarios para mostrarse escéptico frente a las probables soluciones que el gobierno intenta establecer para quitarle peso a la extracción desordenada que se ejerce actualmente en la región. Una explotación que se ha ganado numerosas críticas de parte de ecologistas y ambientalistas al considerar el deterioro de quebradas, pequeños ríos y la contaminación con mercurio que se vierte sobre el río Cauca. El mismo peso de sus opiniones le hacen reafirmar que el actual gobierno pretende acabar con la minería. Otros sectores añaden que lo que se intenta finalmente es permitir la supervivencia de la pequeña minería a través del mazamorreo. Sea lo uno o lo otro, lo cierto es que despues del reciente y violento paro minero, que afectó tambien a varios municipios del nordeste antioqueño, finalmente lograron sentarse en la misma mesa las dos partes en conflicto desde fines de abril pasado y las primeras conclusiones se conocerán entre el 7 y 9 de mayo. “En este momento este gobierno que quiere: acabar con la minería”, afirmó Builes. Una mesa técnica fue conformada con representantes de todos los municipios, logrando un notorio avance. Pero lo que sigue no deja de tener sus complejidades porque hay que avanzar en la elaboración de una especie de censo y caracterización de mineros, maquinarias que se usan, cantidad de personas llevando a cabo actividades mineras para buscar afanosamente el precioso metal, entre otros cuestionamientos. Los mineros no estuvieron de acuerdo con la mesa técnica cuando el gobierno, a través de varios viceministros, intentó sentar voceros de pescadores, de estudiantes y hasta indígenas. Los mineros consideran que mientras mayor sea el número de invitados, más compleja será la discusión y la búsqueda de acuerdos concretos. Durante los últimos días del paro y desde mucho antes, el gobierno ordenó la destrucción de la “maquinaria amarilla”, mas abundantes que el número de peces que aún queda en el río Cauca. La maquinaria amarilla no es otra cosa que retroexcavadoras, bulldozers y volquetas. Las autoridades consideran que este tipo de maquinas ha dejado patas arriba los escasos bosques existentes, numerosas fincas y haciendas y el entorno ambiental en general. Para avanzar en la mesa técnica, los mineros se apoyaron en la serie de informaciones que a lo largo de los últimos años han suministrado a la Secretaria de Minería de Antioquia, nutrida con mucha estadística del Bajo Cauca. Se calcula que en esta región hay cerca de 35 mil personas trabajando la minería, cuyos precios atractivos en el mercado internacional contribuyeron a la presencia de tanta gente, incluyendo bandas criminales como el Clan del Golfo y grupos guerrilleros. Segun los propios mineros, ninguno de estos grupos tiene presencia personal en la extracción del oro. Pero en cambio someten al pago de una “vacuna” mensual; cuyo incumplimiento se paga con la muerte. De otro lado, el violento paro minero que duró cerca de 30 días y produjo varios muertos, incendio de vehículos e interrupción de la troncal occidental, se mantiene en tregua, que podría revivirse en la medida en que no se avance en las conversaciones ni se concrete la creación de un distrito minero que contenga concesiones, prohibiciones y reglamentación especial.
